Ryuji y Taiga son dos estudiantes de segundo curso de preparatoria, Ryuji tiene problemas para que la gente no se aterre al verle por su cara de matón y Taiga los aleja con su personalidad violenta y hostil. Ambos se verán unidos en una misión por azares del destino: ayudar al otro con sus  amores imposibles.

Soy una persona delicada del corazón y con muy mala leche, ¿por qué me recomiendan una serie con este final? ¿Quieren que los persiga con un hacha mientras gritó: «¡Aquí esta Johnny!«?

Me estoy adelantando, y mucho, pero esta clase de finales se están volviendo una constante  Tampoco me puedo quejar de él, porque no solo es coherente con el mensaje que trata de dar, también es un paso adelante para los personajes la decisiones que toman. Pero no deja de doler un poco ver eso, cuándo esperas algo más propio de una comedia romántica, algo dulce que nos haga olvidar las penurias que han tenido que pasar todos los personajes.

Me ha dolido ese final por algo, algo que han hecho muy bien para que me implique tanto. Se que se esta volviendo una costumbre que diga esto, que un producto cumple su objetivo en el momento en que logra conmoverte y hacerte sentir, pero es cierto. De verdad creo que el fin último de esta clase de productos es jugar con tus emociones, y si lo logran han triunfado en su cometido. Aunque sea para hacérmelo pasar mal.

Y es que, Toradora! tiene una base de comedia romántica, pero por debajo fluye algo bastante más denso que da un golpe sobre la mesa en ese final.

Las relaciones entre los personajes están muy bien tratadas y se les da la importancia y el peso que tienen cada una de ellas. Para los personajes pueden tirar  del elenco de personalidades habitual, la más clara es Taiga que tiene bastante de Tsundere, pero su forma de vivir y su relación con los demás es algo que me podría creer que surgiera en cualquier lado.

Es exagerada, melodramática y terriblemente divertida, pero me la creo completamente, desde el minuto uno. La relación que se forja entre los dos protagonistas avanza de forma natural, que se enamoren es un proceso lógico, lo vas viendo capítulo a capítulo hasta que llega lo inevitable. Todo el mundo los veía juntos, solo faltaba que ellos dieran el paso.

Me creo una relación que empieza con Taiga intentando matar con una katana de madera a Ryuji, eso si que es un comienzo para contárselo a los hijos. ¿Cómo conociste a mama? Me intento matar con una katana.

Su forma de conocerse podría resultar forzada, y en muchos puntos lo es, se fuerza su encontronazo, pero lo que hace Ryuji para calmar a Taiga me lo creo, me creo que sea más fácil abrirse a un desconocido que a un amigo. Veo que Ryuji encuentra en Taiga a alguien con sus mismos problemas y para ayudarla a ella y a sí mismo pues se lo cuenta. ¿Qué en principio lo hace para que ella no le mate por conocer el amor de Taiga? Puede ser, pero creo que en el fondo quería librarse de llevar esa carga solo.

Toda la serie se basa en eso, en reacciones comprensibles, que no salen de la nada. Pueden doler, pueden resultar cargantes o exasperantes, pero las reacciones de todos los personajes van de acuerdo a como son, como se sienten y como sienten a los demás. Incluso su comportamiento esta bien llevado, Taiga es un personaje hosco y frío con casi todos, y no nos sorprende ver como se comporta con Ryuji. Parece una tontería pero desde los primeros capítulos se les ve una compenetración natural y una química envidiable, no se dan cuenta pero cuándo están juntos son más sociables con los demás, son más abiertos, sacan lo mejor del otro.

Su relación esta trabajada de forma maravillosa, tarda mucho en arrancar pero no frena nunca. Además, toma su tiempo, no es el típico romance de tres días habitual, es más, va con mensaje de que lo que estaban buscando no era lo que necesitaban. Ambos buscaban su pareja en personas de las que se habían enamorado sin apenas conocerlas. En mi opinión se enamoraron de una ilusión, de una fantasía en forma de compañero de clase, no de una persona.

En contraposición a ese primer enamoramiento, más descerebrado, del que todos hemos sufrido alguno en algún punto de nuestra vida,  tenemos la relación que va creciendo entre Ryuji y Taiga, una relación que se cuece a fuego muy lento durante un año entero, que se van acercando, que se ayudan mutuamente aunque les duela o se equivoquen. Los tenemos haciendo lo imposible por conseguir la felicidad del otro aunque eso les cueste la suya propia. Ryuji limpia, cocina, cose, consuela, y lo hace porque quiere a Taiga (Y porque tiene un TOC que no puede con él en lo referente a la suciedad); lo mismo podemos aplicar a la mini-tigre, una vez comprende sus sentimiento lucha contra viento y marea contra ellos porque quiere ver feliz a Ryuji aunque a ella le duela. Hasta ese punto se quieren.

Pero, esta serie no trata solo de eso, también trata de la madurez y de algo muy importante: alcanzar la felicidad por nosotros mismos y para nosotros. Por eso, aunque me disguste el final, es el que tenía que tener para el mensaje que quiere transmitir. Si, se aman, y si, da igual lo que ocurra más adelante, seguirán amándose mutuamente, pero tienen que aprender a amarse ellos y a ser felices ellos mismos. Por eso Taiga se marcha, antes de poder ser feliz con Ryuji tiene que ser feliz ella misma, no dejando que su conexión con su familia siga deteriorándose, yendo a arreglar su pasado para poder ir libre hacia el futuro.

La serie tiene muy claro este mensaje: La madurez. No paran de repetirlo, los personajes que estamos observando son unos adolescentes que apenas saben nada de la vida, ellos mismos son conscientes en muchas ocasiones que no actúan como es debido o no hacen lo que deberían hacer. Ami-chan tiene el arco más claro en referencia a esto, finge ser muy madura a la vez de patosa, una mascara frente a todos para conseguir lo que quiere y cuándo quiere, pero en el fondo odia esa fachada tan perfecta que ha creado, odia que la gente la felicite por ese rostro artificial que tan bien ejecuta. Todos la llaman madura y sabia, toda una mujer de mundo. La conocemos así, como un rostro angelical que oculta un ego inmenso y malcriado.

¿Qué ocurre cuándo alguien empieza a tratarla como lo que es? Una mocosa malcriada con muy mal humor y aun así la acepta tal cuál es; al tiempo que otra la trata fatal, insultándola y no dejándose amilanar por sus falsas sonrisas ¿Qué ocurre entonces? Empieza a ser feliz aunque no lo transmita, por fin tiene amigos de verdad, no admiradores, no amigos de su falsedad, amigos que la tratan como a una más aun sabiendo de todos sus defectos. Ami-san llega a envidiar a Taiga porque en el fondo son muy parecidas, pero Taiga se acepta por quien es y le da igual la opinión de los demás, se muestra al resto del mundo con sus puntos buenos y malos y al final Ami-san acaba convirtiéndose en algo similar pero un paso por delante de Taiga, al final madura de verdad, no solo como un espejo que distorsiona la realidad.

Ella es la prueba más grande de que la serie trata de ir más allá de la simple comedia romántica, que quiere transmitir algo con ella. Transmitir la importancia de los errores, de seguir adelante y madurar, no rendirse aunque tengas que cambiar de rumbo a mitad de trayecto.

Taiga, Ryuji, Ami-san, todos acaban cambiando a mejor, puliendo sus defectos a base de golpes con la realidad.

Por eso los dos últimos episodios son tan buenos. Ryuji y Taiga al fin logran confesarse mutuamente y tener una pelea con sus respectivas madres en el proceso. Su primer impulso es huir, esperar unos meses y casarse siendo mayores de edad, el plan perfecto para dos adolescentes enamorados ¿Verdad?

Pero, aunque es bonito pensar en esa pareja de novios fugados y perdidos en el horizonte, la vida no es fácil. Y Ryuji es consciente de eso cuándo ve que su madre ha hecho lo mismo que él estaba a punto de hacer: Huir. Lo que hacen a continuación es uno de los muchos motivos que me da Ryuji para amarlo, va a casa de sus abuelos, a los que no ha conocido nunca, tal como le ha indicado su madre, pero no para escaparse con Taiga. En su lugar, hace que Taiga la llame diciendo que él ha caído enfermo de gravedad, la obliga a afrontar algo muy duro: Enfrentarse a sus padres tras huir dieciocho años antes embarazada del propio Ryuji y con un novio que la abandona a mitad del embarazo por otra.

Ryuji hace que su madre afronte la madurez que parecía evitar y que necesitaba desde hacía años, al mismo tiempo que él se enfrenta a la cruda realidad de que lo que había pactado con Taiga es una estupidez, si lo hacen acabaran destruyendo su futuro. Se tendrán el uno al otro pero no habrá nada más. Es bonito pensar que con el amor es suficiente pero la serie se ha esforzado mucho en hacernos entender que no, es algo importante  y valioso por lo que merece la pena luchar, pero no puede absorber toda nuestra vida.

Puede que sea subtexto, o que yo le dé demasiadas vueltas como es mi costumbre, pero me parece un mensaje maravilloso. Sé afrontar cuándo mi criterio es errado y con el final patino mucho, no me gusta porque idealizo demasiado estas cosas, pero tengo que admitir que es un mensaje precioso que espero no ser el único que lo ve.

Además, no puedo dejar de elogiar su capacidad para mantener mi atención. No era capaz de anticipar a algunos personajes. Me costaba mucho entender a Ami hasta que logre intuir por dónde iría, pero con Minori era como tratar de descifrar griego antiguo sin ojos.

Durante los primeros episodios creía que estaba liada con Kitamura y lo llevaban en secreto. Me parecía lo más lógico, pero luego a más avanzaba la serie más me costaba entenderla. Me pase más de la mitad de la serie convencido de que estaba enamorada de Taiga y que no decía nada porque sabía que ella estaba enamorada de Kitamura y luego de Ryuji. Y sinceramente, me gusta mucho más esa posibilidad que la dada por la serie, de que no, Minori estaba enamorada de Ryuji, y Ami también. Todos están enamorados de Ryuji (Otra vez).

No voy a mentir, con la de cualidades estupendas que tiene este muchacho yo también me enamoraría de él, es un encanto de chaval que se desvive por la gente que quiere y viene con lavavajillas integrado.

Ha sido una sorpresa esta serie. En serio, nunca me habría imaginado esto, la historia de amor de un dragón y una tigresa. Me esperaba algo tontorrón, simpático y de buen fondo, y me han dado algo mucho más grande. Me han dado una historia sobre el crecimiento personal, comprenderse a uno mismo, aprender de tus errores, madurar como individuo, aceptar el amor y los problemas, no esconderlos bajo la alfombra y fingir que nada ha pasado.

Las cosas ocurren, tropiezas y te caes y a veces haces daño a otros en esa caída o en tu ascenso. Ocultárselo a los demás y a ti mismo solo va a causar mayor dolor. Ábrete, habla de ello e intenta darle una solución real pues ignorar los problemas es solo una tirita que trata de unir una pierna rota, en algún momento va a ceder.

Todo lo que implican estos mensajes me parece importante y muy bien tratado. ¿Peca de convencional en algunos puntos? Es posible, es demasiado obvio y usa la brocha gorda en algunos puntos. El padre de Taiga es el mejor ejemplo de todos estos problemas, su presencia debería haber sido mucho más sutil, nada más verle sabes que la va a liar, deberían habernos engañado junto a Ryuji, tendríamos que haberlo visto como él, pues crea un conflicto muy real, pero nosotros ya sabíamos que iba a pasar si o si porque era bastante obvio.

Tampoco aborda en esa excesiva confianza de Ryuji al padre de Taiga, cuándo es evidente que lo hace por su propio trauma paterno.  Ryuji comete el error de confiar en él y lo paga caro, pero deberíamos haber visto como se desmoronaba con Taiga admitiendo que era su culpa porque quería que ella tuviera lo que él no ha tenido. En su lugar Taiga lo afronta con entereza, como si ya lo previera y no se vuelve a mencionar con la importancia que yo creo que tiene.

Este tipo de pequeñas ¿decepciones? pululan sobre algunas decisiones de la serie, pero no por ello deja de ser una maestra en lo que quiere contar. No llegó al extremo que la saga de Mother’s Rosario de SAO II, pero no lo pase bien en los últimos capítulos (Al tiempo que lloraba de pura felicidad por esos dos alcornoques con cara de delincuentes) y si me tocan así la fibra, tal y como ya he mencionado varias veces, es que algo ha hecho muy bien.

Escribiendo estas últimas líneas me viene a la memoria esos últimos momentos y lo único que quiero es aplaudir y dar las gracias a Taiga y Ryuji por el viaje tan maravilloso por el que me han llevado deseándoles de todo corazón una vida feliz en su mundo de colores brillantes, katanas de madera  y moho verdoso en el baño.

Soy demasiado sentimental con los dibujines. Pero, como hace Taiga, no voy a ocultar parte de lo que soy ¿Y vosotros?