Hoy traigo el primer libro de mi saga favorita: La saga del agente especial del FBI Aloysius Pendergast. Adoró estos libros, no porque sean una obra cumbre de la literatura o un indispensable en cualquier estantería. Se han ganado mi corazón porque son la versión en papel de los grandes éxitos del verano en los cines. La saga Pendergast son mis Vengadores en papel y tinta. Es puro espectáculo, aventura, misterio y unos personajes muy bien hechos.
No esta reñida esta visión más comercial con un trabajo mal hecho. Los autores (Douglas Preston y Lincoln Child) se trabajan sus argumentos. Cada recurso esta estudiado con mucho cuidado. En este caso concreto tenemos un estudio muy riguroso de la antropología sudamericana y de los miedos y leyendas negras de diferentes culturas. Incluso el asesino esta bien explicado y te llegas a creer que es posible que exista algo así.
Metámonos en la historia antes de que comience a desvariar. Estamos en el Museo de Historia Nacional de Nueva York, un lugar antiguo y lleno de recovecos e historias. Dan ganas de visitar ese museo solo por los secretos que esconde, es un personaje más de la historia. Un personaje que aterra igual o más que el propio «villano».
Pongo esas comillas por un buen motivo, cuando llegamos al final de la historia no tenemos nada claro que el ser que ha estado aterrorizando a la ciudad sea malo. Es un simple animal, otrora sería humano, pero ahora mismo es una bestia que se mueve por instinto. Esta sobreviviendo en las alcantarillas, no mata por gusto.
Ese punto de la novela me encanta. Hemos pasado toda la novela viendo víctimas degolladas, les han arrancado la cabeza y aplastado sus cráneos. Se nos ha descrito con todo detalle las brutales muertes que ha ido cometiendo ese asesino desalmado que llevamos cientos de páginas queriendo atrapar junto a los protagonistas. Tenemos todas esas escenas para luego terminar con un pobre animal que se mueve por instinto.
Da hasta lastima, y los autores parecen entenderlo pues matan al monstruo en diferido. Solo escuchamos un disparo y cuando volvemos a los personajes que estaban encarados a él, este ya esta muerto y ha desaparecido en una furgoneta del gobierno. En cualquier otra situación este anti-clímax podría destrozar la fuerza del final, pero aquí me funciona porque veo a un pobre animal luchando por alimentarse. No hay sadismo en sus actos, necesita hormonas cerebrales para no morir, de ahí la brutalidad de los asesinatos.
Ya tenemos un punto para venderte el libro, un villano al que odiar y amar a partes iguales, con un componente a nivel biológico bastante verosímil (Verosímil, no realista) que te hace creer en su existencia.
No queda ahí la cosa, también tenemos a un elenco de personajes muy reales y con su propio carisma particular. Desde el inspector D’agosta hasta la doctora Margo Green; pero en especial, el mayor de los amores se lo lleva el agente especial Aloysius Xingu Leng Pendergast. Un personaje que siempre va impecable con su traje negro, su acento del sur y su inteligencia aguda y silenciosa.
Desde su primera aparición te atrapa. Se trata de un Sherlock Holmes americano. Es extremadamente inteligente, inquisitivo y con un especial interés en los casos inusuales. Esos casos que cualquier agente dejaría de lado para no estancarse en su carrera. Se mueve más por la curiosidad y el aburrimiento (Otro rasgo de Sherlock) que por un sentido del deber propiamente dicho. Eso no quita que el personaje se preocupe por sus compañeros, no es muy vivaracho pero no dudará en tirarse a unas alcantarillas para salvar a cualquiera.
Haré una pequeña aclaración sobre este maravilloso personaje, soy incapaz de desligarlo a cada novela individual, por lo que es posible que el cariño que le tengo surgiera de obras posteriores y se lo atribuyo a esta también. Aun con todo, su personalidad tiene ese misterio que te hace querer saber más, así que, aunque no tengamos todos los datos sobre él seguiremos queriéndole. Al menos yo lo haré.
A nivel narrativo es efectivo, no hay grandes despliegues por parte de Preston o Child, son eficaces y poco más. Tampoco pretenden ir más allá de lo que son. Escriben aventuras de viaje, las que lees de un tirón en un viaje y recuerdas con cariño. No pasan de ahí, y su ritmo anual son suficiente prueba de ello. Pero no lo veo como algo malo, sus intenciones son meramente comerciales. Quieren dar un producto entretenido y lo consiguen.
La conclusión es: Si tienes un viaje o un rato y tienes ganas de entretenerte, léela. No te decepcionara. Si no te llama la atención solo habrás perdido unas horas, pero si logra cazarte, entonces tendrás otros trece libros (De momento) para disfrutar de Pendergast.
Hasta la próxima lectura, queridos lectores.
Aquí podéis haceros con él si aun no lo tenéis en vuestra biblioteca.