Star Trek ha abrazado su lado más salvaje. Esta tercera entrega nos adentra en una película que se mete de lleno en el terreno de Star Wars y añade el encanto gamberro de las últimas películas de A todo gas.
Se nota, y mucho, la mano de Abrams como productor y Justin Lin como director. El primero sigue añadiendo piezas reconocibles de Star Wars a nivel de tono y el segundo incluye una acción digna de Vin Diesel y Dwayne Johnson.
Estamos ante el culmen de la nueva trilogía con una historia sencilla, basada en la aventura y la acción, sin abandonar por ello la tensión y los momentos emocionales. De entrada se nota una maduración en los personajes. Especial el cariño con el que están tratando a Kirk que a lo largo de tres películas va aprendiendo a mejorar y convertirse en un capitán valido.
De entrada tenemos a una persona que toma decisiones lógicas, que nunca aborda una pelea si sabe que puede perderla a sabiendas que sus hombres irían detrás de él. Siempre se pone el primero en la línea de fuego para proteger al resto. No es el gallito de la primera que no rehuía el enfrentamiento y tomaba decisiones de una forma visceral. Aquí Kirk piensa, actúa en función de los hechos y las consecuencias.
Me gusta este tipo de detalles porque se nota que, aunque las cintas sean independientes, el personaje tiene continuidad y evolución en función de lo vivido.
Lo mismo ocurre con Spock, el cual tiene un dilema personal entre su parte humana y la fría lógica, tras recibir una terrible noticia. Esto es interesante porque vemos un acto lógico en una persona que se guía por ello, luchando contra algo emocional. Me gusta ver a Spock luchando contra sus dos naturalezas sin saber cual seguir y como al final se decide. No entro en detalles pero en cuánto lo veáis entenderéis a que me refiero.
El resto de personajes sigue en su estatus habitual. McCoy y Scott son roba-escenas y cada aparición suya acapara la atención del público. Se nota que Simon Pegg se ha hecho cargo del guión por la chispa que le ha dado a estos dos personajes. Un apunte especial para el personaje de Sulu, al cual le han hecho un cambio a lo Mass Effect, le han puesto una hija y una pareja haciéndole gay y sin que ha nadie le importe en absoluto. No sé si se habrá liado mucho en Estados Unidos (Me extrañaría que no), pero a mi me ha encantado la escena que le dan con su familia.
No solo se le ve feliz, es que ves que nadie preguntó, ni le importa en absoluto que sea gay. Solo con eso ya me dices lo avanzado que esta ese mundo. Son pequeños detalles que me alegran el día. Además tienen una hija preciosa y es una monada.
No es el único detalle que me recordó a Mass Effect, la estación que vemos me recuerda enormemente a la Ciudadela, y personajes como Jaylah que tienen reminiscencias de Tali vas Normandy, logran que mi yo interior salte de alegría. Seamos francos, es más fácil ver estos guiños que una verdadera adaptación de Mass Effect.
Ya que estoy con Jaylah, vamos a hacer un repaso rápido al nuevo personaje que espero sea parte de la Enterprise en el futuro. No solo veo a Tali en ella, tiene mucho de Rey. Es una muchacha que se ha visto atrapada en el planeta de Krall y ha sobrevivido a base de aprender por las malas. Ha construido trampas, sistemas de aviso, se ha creado su propia vara rompe cráneos y ella sola a reparado media nave que llevaba un siglo y pico varada en el planeta.
Haré como con Sulu y pasaré mucho de buscar tonterías, bastante aguante con Rey.
Terminamos los personajes con Krall… Pues Krall esta ahí… Parece el jorobado de Notre Dame, y tiene una hipocresía que no puede con ella. Por lo demás bien. Idris Elba hace muy bien su papel, pero Krall es un villano menor, a Khan le dieron mucho más por lo que luchar y hacer cosas de malos, Krall es simplemente un cuñaó de bar. No menosprecio el papel, pero no todo va a ser alabanzas (Y el giro final me lo vi venir desde cuenca).
A niveles técnicos es sobresaliente. Estamos al nivel que nos tiene acostumbrados la saga (La de Abrams). Las escenas de acción son adrenalina pura y espectáculo visual sin concesiones a nadie. Solo tengo queja con algunos combates cuerpo a cuerpo que tienen el problema de la cámara cocainomana. Señores directores de cine, el trípode se inventó para algo.
El compositor, Giacchino, se marca una banda sonora potente y que hace vibrar toda la sala. Nos da un final con coros que te retumban en el pecho y hacen que se te ponga la piel de gallina.
Por último, el uso de la música clásica (Vosotros me entendéis), me ha recordado a Guardianes de la Galaxia, le dan una importancia argumental a que suene. La verdad, con el pedazo de escena que se marcan en el momento en el que suena ese tema, me habría dado igual, pero me hace gracia que lo justifiquen.
¿Es tan memorable como En la Oscuridad? Bueno… ¿Es tan espectacular? Más. Mucho más. Estamos ante una película que funciona con la formula de más es mejor y le sale bien.
Un digno punto y aparte para la saga. Un final de trilogía digno y una puerta abierta a nuevas aventuras. Todo por el precio de una entrada (Y muchos anuncios de Vodafone).
Aquí podéis haceros con ella si aun no la tenéis en vuestra biblioteca.