Guillermo del Toro es un maestro artesano, un enamorado del cine, la fantasía, el terror y cualquier género que incite a la imaginación a ir más allá de lo mundano. Eso se nota en cada segundo de su obra, en cada celula de sus creaciones. El máximo exponente de este hecho (salvo que viváis en un universo dónde dirigió el Hobbit) es, sin lugar a dudas, El Ejercito Dorado.

En esta obra se desmelena por completo, añadiendo todo lo que pasaba por su mente. Monstruos, criaturas, lugares, fabulas, mitología, todo lo que podía imaginar acababa plasmado en pantalla. Del Toro absorbió toda la obra de Hellboy y la regurgito añadiendo su propia esencia. Si la primera ya era un aviso, con las reminiscencias a Lovecraft (Ya vistas en la obra original) y las criaturas, esta es la culminación.

Desde ese maravilloso prologo que nos retrotrae a un cuento infantil dónde la magia fluye por el mundo como el propio aire. Adoró esos minutos conociendo la historia del Ejercito Dorado y la guerra entre los hombres y el bosque. En cierto aspecto me recuerda a la Princesa Mononoke.

Tras esta maravilla animada volvemos con nuestros personajes favoritos, Hellboy sigue siendo el mismo broncas de siempre, el resto de personajes bailan a su alrededor, brillando cuándo deben hacerlo y apartándose cuándo Hellboy tiene que estar en el centro. Ninguno es menospreciado, todos tienen sus momentos para brillar.

También vamos viendo como del Toro se va haciendo con el control del mundo. Las hadas de los dientes recuerdan mucho a diseños suyos, se siente que es suyo. Lo mismo con los propios elfos, en lugar de seguir la línea habitual de Tolkien, crea figuras caídas, viviendo en secreto y esperando la muerte, con un diseño que te hace querer ver más. Además, es brutal ver como se vuelven figuras de cera al morir, ¿Por qué no sé le ocurrió a nadie?

Todo lo que comento de mundo Guillermo se desata con el mercado de los trols, da igual cuántas veces la veas y a dónde mires, te vas a dejar un millón de detalles sin ver. Quiero ir de compras a ese mercado, aunque no vaya a comprar nada, solo por mirar lo rico que es.

Luego tenemos al Guardián del Bosque (brillante que matar a un guardián del bosque haga nacer un bosque, ¿Otro guiño a Mononoke?) y a la Muerte. Todo destila personalidad.

Ni siquiera he hablado de las espectaculares escenas de acción, las divertidas actuaciones o el clímax contra el Ejercito Dorado. No hace falta hablar de todos esos puntos increíbles, porque solo con la personalidad de Del Toro es suficiente para dejarnos llevar durante dos horas. Eso es tener talento.

Pensar que no tendremos el final de la trilogía…

Mantendremos la esperanza de ver el fin del mundo de manos de Hellboy y Guillermo del Toro.