El primer relato publicado de Howard Phillips Lovecraft ya nos dejaba entrever mucho de su futuro. La propia figura de Dagon ya forma parte del universo de La Llamada de Cthulhu, es parte del panteón de dioses creados por Lovecraft y su circulo, y apareció por primera vez aquí, años antes de la creación de su personaje más famoso: Cthulhu.
Y no solo es Dagon, ya nos dejaba ver a los profundos, que volveríamos a conocer en La Sombra sobre Innsmouth. Los veíamos en el monolito, tallado sobre la dura piedra veíamos a los profundos vivir, cazar, rezar junto a otras criaturas marinas. Todo estaba ya ahí, solo estaba esperando explotar. No por nada el título de mi primer libro será El Ojo de Dagon.
Aquí tenemos una clave del éxito de Lovecraft, lo acabo de mencionar. Los profundos estaban tallados junto a otras criaturas marinas, unas desconocidas y otras no tanto, ballenas, delfines, y otros animales se dejaban ver en ese mural mastodontico. La clave estaba en ese mural, Lovecraft lo diseño mezclando ficción y realidad. Los monolitos son parte indispensable de nuestras religiones antiguas, las pinturas y tallas fueron usadas durante milenios y representan seres que podemos identificar.
Lovecraft mezcla de una forma tan sutil y precisa lo real, lo verosímil y lo imposible que hace que al lector le resulte inquietante ese monolito. No por lo que se ve en él, lo importante es que crees muy posible que exista. Logra que tengamos congoja ante la posibilidad de que lo que este relatando sea real. Nos creemos que es posible que haya un mural que hable de una raza anfibia, y en el momento en que creemos eso lo demás viene servido.
No nos costará sentir el pánico del protagonista cuando Dagon surja de las aguas para abrazar aquella construcción. El resto viene servido. El punto imposible lo hemos tragado, porque la base de todo lo que nos cuenta es tan solida y real que la fina linea de lo irreal da un paso hacia delante y nos engulle.
Hemos visto al pobre marinero huir de sus captores alemanes; sufrir el inclemente sol abrasador; la desolación de estar perdido en en medio de un océano infinito; despertarse tras extrañas y grotescas pesadillas y ver como el mar ha desaparecido y se ha tornado en un lodazal sin final cubierto de muerte y putrefacción; le acompañamos por esa inmundicia por días hasta llegar a una montaña que no dudamos en escalar junto a él; nos encontramos ante aquella grieta acuática que ha salido a la luz; juntos vemos ese monolito y juntos enloquecemos al ver a Dagon abalanzándose sobre aquella roca cincelada. Hemos vivido con él todo el recorrido hasta lo insólito, por lo que sentimos como propio su terror y entendemos su locura, como la paranoia se apodera de él y ve a Dagon tras cada puerta, en cada esquina.
Su locura le ha llevado a creerse en una persecución sin final y Lovecraft nos zanja la historia con un pomo que gira, un grito y una ventana. Magnifico, pero no termina en ese punto, antes de llegar a ese final abrupto y desesperanzador, hemos oído de boca del propio marinero como fue encontrado medio muerto e inconsciente en su balsa. Lovecraft nos deja ahí una semilla para la desconfianza.
¿Ocurrió de verdad? ¿Vio a Dagon?
Tal vez todo es fruto de la insolación y su locura se vio alimentada por la morfina.
Es imposible que no adore a este escritor, te da todos los ingredientes para una historia de terror escalofriante, pero siempre incluye algo que lo trastoca todo. Siempre hay una genialidad entre las palabras que hacen sobresalir buena parte de su obra. Aquí tenemos el inicio de los Mitos, pero también tenemos la locura de un hombre. Es nuestra elección elegir con cual creemos o cual preferimos creer.
Y hablamos de su primer relato publicado. Imaginad las posibilidades que se nos vienen encima.
Hasta la próxima, queridos lectores.
Aquí podéis haceros con él si aun no lo tenéis en vuestra biblioteca.
Dagón Y Otros Cuentos Macabros (El Libro De Bolsillo – Bibliotecas De Autor – Biblioteca Lovecraft)