A pesar de ser un fanático y fiel defensor del mundo creado por James Cameron en esta ocasión no vamos a hablar del coronel Miles Quaritch. Hoy vamos a hablar de una de las mejores series de animación de los últimos tiempos: Avatar y la Leyenda de Aang y su secuela Avatar y la Leyenda de Korra. En concreto voy a hablar de la construcción de sus villanos como ejemplo perfecto para reflejar a nuestros villanos a la hora de escribir por lo bien construidos, presentados y desarrollados que están.

Hablamos de una serie con un buen puñado de villanos, y la mayoría con trasfondo. No tenemos el típico caso de no saber nunca su origen o que les ha llevado a donde están. Aquí, en mayor o menor medida, tenemos acceso a esa información. El principal beneficiado de esta tendencia es Zuko, pero no el único. Su hermana, su padre, los lugartenientes, las «amigas» de su hermana. Todos tienen su trasfondo y sus minutos de desarrollo. Incluso la primera temporada de Korra, que tenía muchas irregularidades que solventaron con creces en las siguientes, tiene a uno de los mejores villanos que hemos visto.

Empecemos con Zuko por ser coprotagonista junto a Aang, esto no se puede discutir, la serie gira entorno a ellos aunque a veces pivote sobre otros personajes. El viaje del héroe es de dos. Ambos de redención, Aang huyó de sus responsabilidades y Zuko lucha contra su propia naturaleza para contentar a su padre y ser digno ante él. Y lo digo muy en serio, Zuko es muy buena persona pero se obliga a no serlo. Cada vez que lucha como el fantasma azul, o el capítulo que roba comida o en la teteria de su tío, en todos esos momentos vemos la felicidad de Zuko.

Así se nos dice que Zuko no es malvado, no va tras Aang por maldad, lo hace por necesidad.  Tiene tan arraigado en su  fuero interno que debe limpiar la mancha de su pasado que hará cualquier cosa para conseguirlo. Mancha que no deja de ser uno de sus primeros actos de verdadera bondad, cuándo discute contra un general por una estrategia que pondría en riesgo innecesario a la gente y acaba en un combate de honor contra su propio padre.

Su cicatriz no es solo un elemento estético, es un recordatorio eterno de que decepcionó a su padre y mancillo su estatus. Asistimos a lo largo de tres temporadas la evolución continua de Zuko como villano, de perseguidor incansable a héroe a regañadientes, terminando en un verdadero Rey. Es interesante pararse a ver el primer episodio y el último y observar lo mucho que ha cambiado el personaje y lo bien desarrollado que esta para que no nos extrañe ese giro del personaje.

Su hermana, Azula, por otro lado es un villano más típico en apariencia. Una loca obsesionada con el poder, muy peligrosa y poderosa. No es un simple perro rabioso, Azula cuenta con una inteligencia voraz y sádica y un poder a la altura de su locura. Sin embargo, no es una villana loca más, vemos que Azula esta enferma. Ha sufrido el mismo camino que Zuko como una niña que quiere la aprobación de su padre, pero Zuko tenía alma suficiente como para buscar esa aprobación con honor; Azula por su parte busca ser igual  que su padre para ser considerada digna y si para ello debe asesinar una nación entera no le temblara la mano.

Al final de la serie nos queda claro que esta enferma, no es capaz de diferenciar el bien del mal, ni pensar con claridad porque su locura la ha carcomido hasta eliminar cualquier autocontrol que tuviera y dejarse llevar por sus emociones e instintos. Se nos deja caer que gran parte de esta locura viene a causa de su madre y su desaparición. En mi opinión intuyó que Azula cree que su madre los abandonó porque no la quería y eso la lanzó a su padre y a querer el amor del único progenitor que le quedaba.

Si Azula de niña ya era cruel, quedarse sin madre y convencerse de que fue culpa suya, la convirtió en un ser sin compasión ni límite. No recibe tanta atención como Zuko, pero no por ello dejan de tratar con mimo su propio descenso a la locura hasta llegar a su final, encerrada como un perro rabioso.

Y si Azula era poder descontrolado, su padre Ozai es la mente de Dios. Ozai es el emperador del fuego y con razón. Su poder es equiparable a su inteligencia. Le tenemos en la sombra durante buena parte de la serie, su presencia solo se intuye como una vil sombra que cubre el mundo. Lo describen como un monstruo desalmado. Por eso considero tan importante como brillante, que a la hora de mostrarlo descubramos un rostro atractivo y con carisma. Vemos un líder, alguien a quien podríamos llegar a seguir y por eso entendemos que haya llegado tan alto.

No solo es poderoso, también tiene ese algo que hace que otros le sigan sin rechistar más allá del miedo. Es uno de los puntos más fuertes de la serie, convertir al antagonista principal en alguien normal, su ambición no es reflejada en un rostro demacrado como el Señor del Mal de Tarón que solo le faltaba un cartel diciendo: Soy el malo. Aquí tenemos a un Rey, como si Aragorn mismo hubiera decidido conquistar la Tierra Media.

Ya he comentado más atrás que no es solo atractivo, también es muy inteligente. Se ve venir los ataques enemigos y los aprovecha. La invasión de la resistencia a la capital del reino del fuego es uno de los momentos clave de la serie porque te demuestran que aquí no te enfrentas a un hombre, te enfrentas a una nación comandada por un estratega nato. Aprovecha la debilidad del eclipse para parecer una presa fácil, y cuándo ve a su cazador a punto de saltar atraparlo en una trampa.

Termina con la resistencia en un solo golpe maestro aprovechándose de la propia debilidad temporal del reino del fuego. Luego desgraciadamente se vuelve un loco como Azula, enamorado de su propio poder magnificado por el meteorito. No termina de gustarme ese final para un personaje tan bien desarrollado. Admito que es coherente, veíamos en Azula un posible final para su padre, un indicio de que el poder absoluto corrompe absolutamente. Pero me habría gustado algo menos obvio que el malo gritando como un desquiciado.

Incluso en las obras posteriores, para explicar que pasa con Aang y los demás tras la victoria, vemos a Ozai como una persona controladora y manipuladora incluso estando en prisión. Capaz de tergiversar la verdad para hacer dudar a su propio hijo de la realidad. Ese es el Ozai que veía yo en la serie y que se rompió en el último capítulo.Me molesta más eso que el truco barato de sacar un poder nuevo para que Aang no tenga que matar (Es coherente con la serie, ya se nos ha dejado muchas veces claro que el mundo es mucho más extenso y esconde poderes únicos, y el personaje de Aang no iba a matarlo y no había otra alternativa), aunque creo que el mayor poder de Ozai es su propia lengua.

Hay otros villanos en la serie, pero todos quedan ensombrecidos por el inmenso cariño que le tienen los guionistas de la serie a estos tres, que reciben con cuidado y atención el foco de la serie siempre que es necesario para que veamos más que una túnica negra que va tras los protagonistas. Vemos personas con intereses contrapuestos, gente enferma, hombres poderosos corrompidos por el poder, no son malvados porque sí, tienen un motivo para estar en ese bando y esa es una de las mayores virtudes de esta gran serie que se merece más artículos, o uno más extenso, pero que dejaré aquí pues quiero recobrar mi relación con Korra antes de embarcarme en los villanos de su serie.

Hasta la próxima, queridos lectores.