Hace unas semanas el bueno de Rafa nos trajo un artículo sobre la influencia de Crepúsculo en el panorama editorial. Yo traigo algo similar hoy, y es la importancia del mercado y de la actitud de este para con tu obra, más allá de la propia calidad de la misma. Si, lo que acabo de decir es que no importa la calidad tanto como el mercado, matadme pero sabéis que en el mundo editorial es así.  Recordemos que Transformers lleva recaudados más de cuatro mil millones de dolares, y sin embargo Pacific Rim, una película del mismo nicho, se las ha visto y deseado para salir adelante en taquilla a pesar de contar con una calidad mayor que la saga de Michael Bay.

Esto en gran parte es debido al público y el mercado, aunque pueda no parecernos importante porque escribimos para nosotros, es muy importante analizar las tendencias antes de sacar adelante tu obra. No me refiero a que no la saques o que la cambies. Lo importante es escoger el momento oportuno. A grandes rasgos una novela de terror con gore y tintes fantásticos no tendrá la misma acogida en febrero que en octubre de ese mismo año por los cambios de comportamiento del público y sus exigencias a lo largo del tiempo.

Mirad el ejemplo de La Cosa de John Carpenter y lo entenderéis perfectamente. Es una película que da lecciones de cine en cada plano, un clásico instantáneo y película de culto a fuerza de videoclub. Es una gran película, una de las mejores de la historia del cine, y sin embargo se estrelló en su estreno. Se consideró como un insulto por la crítica y el público la rechazó de pleno. ¿Por qué? En parte porque una semana antes se había estrenado una película de Steven Spielberg que tal vez os suene: E.T. El Extraterrestre.

E.T. fue todo un éxito que alteró por completo al público. La gente de pronto dejo de temer a los alienigenas, ya no quería historias de terror como habían disfrutado en Alien. El octavo pasajero, ahora deseaban seres amigables. Querían otro E.T. No de una forma activa, no salían a la calle a protestar exigiendo más películas como la de Spielberg. Es algo más sutil. La gente vio los trailers, acudió al estreno y el boca a boca fue destruyendo cualquier posibilidad de éxito.

Habían visto a ese ser amigable y rechoncho, les había enamorado y ahora eran incapaces de ver a los alienigenas como un ser frío, amoral y sin pudo por la carnicería. Ya no querían al Xenomorfo, querían a Alf. Algo blandito y achuchable así que al encontrarse frontalmente con una historia dura, fría y con un final cargado de pesimismo dijeron que no. Y los pocos que la vieron en el estreno influyeron en el resto como una peste.

No es el único caso, ni siquiera el peor pues al menos Carpenter se puede contentar sabiendo que su obra ahora se considera de culto y como una de las mejores del género.

Ese altar aun se le niega a otra obra que sufrió de un problema similar. El último gran héroe no solo se enfrento a un público poco receptivo, también se adelanto una década y media a su verdadero nicho. La película de Arnold se estreno con unas semanas de diferencia a Parque Jurásico, la gente no estaba para tiros y frases lapidarias en esos días. Acababan de ver resucitar un dinosaurio de ocho toneladas frente a ellos y las explosiones y el acento austriaco les sabía a poco.

Si a ese detalle de funesta elección de fecha le añadimos que nadie entendió la película obtenemos el desastre. Por eso es tan importante conocer el mercado y al público en el momento preciso. En 1993 la gente no entendía el concepto de comedia nostálgica, vieron El último gran héroe y la calificaron de película de acción simple, estúpida y cliché. No entendieron absolutamente nada.

McTiernan se saco de la manga una película que se reía a la cara de todos los tropos que se han ido forjando en el cine de acción en las últimas décadas. Tenía a Arnold recitando a Shakespeare con una metralleta, no era demasiado sutil la broma y aun así no la entendieron. Es más, a día de hoy aun hay gente que cree que la película iba en serio y la siguen considerando mediocre.

En mi opinión o no la han visto o solo se quedan con el tercio final tan agridulce que transcurre en la realidad. Pero hay estaba la gracia, McTiernan nos estaba diciendo que la realidad es fea, oscura, pesimista. Los coches no explotan con tres tiros, los héroes mueren y los villanos se vuelven cada vez más rico. Si antes se había estado riendo de cada estúpido cliché desde la frase lapidaria hasta la invulnerabilidad del protagonista, ahora daba la vuelta para decir que la vida es demasiado miserable como para que el cine de entretenimiento puro se contagie con ella. Broma y tributo funcionando como uno de una manera perfecta.

Pero el mercado no estaba listo, en absoluto, y fracaso en taquilla. Una de las caídas del director y el actor que por suerte no los derrumbó y nos dieron películas notables después. Jungla de Cristal con una venganza en el primer caso y Mentiras Arriesgadas en el segundo.

Curioso caso el de Mentiras Arriesgadas, pues casi es una hermana bastarda de El último gran héroe, pues su carga cómica es inmensa, y aun así esta triunfo donde la otra se estrelló. El tiempo había preparado al público para aceptar el producto.

Este tipo de «accidentes» demuestran que existen aun más variables a tener en cuenta si queremos publicar un libro o estrenar una película. El momento debe ser el apropiado o podemos condenar nuestro producto de calidad al olvido porque el público no estaba preparado o no aceptaba una temática concreta por un agente externo.

Un relato de terror tendrá mejor acogida en viernes 13 o en Halloween que en Navidad. Lo mismo para las historias de amor, los relatos históricos o los ensayos. Hay que saber aprovechar el calendario y a tus propios competidores.

¿Creéis que Cincuenta sombras de grey o After habrían tenido éxito o habrían existido siquiera en un mundo sin Crepúsculo? Podéis leer el artículo de Rafa enlazado más arriba para daros cuenta de la importancia de la obra de Meyer para las publicaciones posteriores. La historia de amor de Bella allanó el camino para que la gente quisiera más historias de amor (Vamos a dejarlo en que es amor porque no quiero eternizar esto) cortadas por ese patrón. Así vino Cincuenta sombras. Un editor avispado vio que el terreno era propicio y plantó la semilla de Grey.

No tardó en germinar, el momento y el público eran propicios y la propia obra aumentaba la temperatura. Si en Crepúsculo teníamos tensión sexual ahora íbamos a tener tensión pero en las correas de Anastasia Steel. No íbamos a tener que soportar más tensión. Crepúsculo actuó casi como un catalizador, la gente llevaba años esperando el momento sexual y Amanecer les supo a poco, dejándoles con la miel en los labios para que llegará Cincuenta sombras y los atrajera en un ciclo de centrifugado (Esta metáfora es de la novela, si eso ya podéis ir a matar a E.L. James) erótico festivo.

Muy acertado con las costumbres sexuales masoquistas no era, más bien se lo inventaba todo hasta lo insultante, pero a la gente eso le dio igual. Les dio el clímax que deseaban y necesitaban y fue suficiente.

De este rotundo éxito de ventas se sobrevinieron otros de similar temática. Publicar ahora una historia de amor atípica habría sido un suicidio editorial. La gente no quiere una historia de amor como las de antes, o de cualquier otra índole. Quieren esa relación sexual y de posesión mutua que se repite como un calco en todos los éxitos recientes.  Cualquier otra cosa será obviada, olvidada o insultada por ir en contra del mercado. Puede que con el tiempo se vuelva popular, pero en el medio y corto plazo veréis como vuestra obra queda olvidada en una estantería mientras otras son vendidas por pales.

¿Pesimista mi conclusión? Es posible que un poco, pero hay que aprender de los malos momentos. ¿Para qué nos caemos? Para aprender a levantarnos. Si en estos momentos vuestra obra no sería bien acogida podéis posponerlo unos meses. No lo consideréis como una derrota, es una retirada estratégica. El tiempo extra podéis invertirlo en más correcciones, en revisiones de última hora y lo más importante una vez terminada la novela: la publicidad.

Si habéis pospuesto diez meses el lanzamiento esperando que en esas fechas el libro tendrá mejor salida, aprovechar y cimentar esa decisión para evitar que el mercado vuelva a cambiar. Abrid vías de comunicación con periodistas, con blogs de opinión, con gente que cuelgue reseñas, no olvidéis la poderosa arma que es Internet, Booktubers, Youtubers, Twitter, Facebook, Instagram, vuestro propio blog.

No saturéis, tenéis meses para preparar el terreno. Pero manteneros a flote. Publicar entrevistas, mapas, imágenes. Contrata algún ilustrador que de vida alguna escena mítica que llame la atención. Enseñar poco a poco cosas del libro como sus sinopsis, su portada, dar el primer capítulo para abrir boca. Siempre manteneos en boca de todos pero nunca estorbando.

De esa forma ese cambio de fecha a una más propicia se convertirá además en un arma de expectación logrando más ventas gracias a una buena campaña de atracción y cimentando esa fecha como la perfecta, la que el mundo esta esperando para comprar tu novela. De esa forma harás que el público objetivo vire hacia ti aunque sea un poco y verás recompensado la espera.