Dos episodios. Tres horas de magia antigua. Una de las series que más cariño tengo desde mi más tierna infancia. Es normal, yo estaba obsesionado con Parque Jurásico y de pronto descubro en Telecinco (Si, recuerdo la primera vez que vi esta serie) que Alan Grant es el mago más poderoso de la Tierra, el gran Merlín. Me trague con seis años esa serie entera sin despegarme del televisor.

En años siguientes la suerte no me ayudo, hasta hace medio año no he encontrado de nuevo esta serie en DVD, y ahora estoy en búsqueda de «El aprendiz de Merlín», pero eso será para otro artículo.

Hoy nos adentramos en la magia antigua de hadas, ninfas y seres que se alimentaban de la devoción pagana.

Estamos en un tiempo de cambio, los antiguos poderes se debilitan ante las nuevas religiones. La Reina Mab, una diosa de los tiempos oscuros, ve como su poder mengua. El hombre la esta olvidando y toda su magia va ligada a ellos, al miedo y la devoción de los humanos. Aterrada con la idea de morir y ser olvidada, urde un plan para recobrar a los humanos.

Usa su magia para engendrar a un niño con dotes mágicas. Un niño que ordena cuidar a una anciana hasta que tenga la edad suficiente para enseñarle. Ese niño es Merlín, que crece con una curiosidad por el mundo que le rodea envidiable y digna de la inocencia del personaje.

El problema llega cuándo conoce a Nimueh, una joven de la cual se enamora al instante, siendo esto un sentimiento reciproco. En ese primer encuentro Merlín descubre la magia al ser capaz de hacer crecer una rama para salvar a Nimueh de la muerte.

Esto atrae al fin la atención de la Reina Mab, que junto a su ayudante, se llevan a Merlín a sus dominios para instruirle. En el proceso muere la anciana que ha cuidado de Merlín todo este tiempo por lo que Merlín no ve con buenos ojos ni la magia ni a Mab. Se niega a usarla a los niveles más poderosos. Usa trucos dignos de un ilusionista, pero no utiliza magias más avanzadas.

Al final huye de Mab e inicia su travesía por Inglaterra en su intento desesperado de librar al mundo de Mab y traer una época de prosperidad a la humanidad para poder vivir junto a Nimueh.

Aquí ya empezamos a ver que ningún personaje es perfecto. Todos se mueven por intereses. Incluso Merlín, dentro de su altruismo, solo quiere lo mejor para Inglaterra para poder retirarse tranquilo con su amada. Por este motivo peca de ser demasiado permisivo o ciego con los adalides que se busca.  Solo tenemos que ver al primero, un Rey vanidoso y obtuso (Interpretado por el siempre magnifico Rutger Hauer) con infulas de emperador.

Merlín va a él para aconsejarle viendo que es contrario a las viejas tradiciones (El alimento de Mab) y de esa forma librarse de su influjo. Parece que prefiere obviar que es un rey inmisericorde y cruel con tal de lograr su objetivo. Peca de ingenuo e inocente, como si desconociera la maldad humana o prefiriera obviarla.

Merlín ayuda a ese rey a conquistar toda Inglaterra con la absurda idea de que traería algo bueno. Ganan la batalla gracias a Escalibur y ocurre lo inevitable. Es un mal rey. Así que a Merlín le toca ayudar a un nuevo rey manipulando su aspecto para que vaya al castillo de un aliado. Atentos a lo que hace el nuevo rey: Viola a la esposa de un noble que le había gustado. Esto provoca una guerra civil.

Merlín de nuevo ayuda a con unas intenciones y consigue más mal que bien. Al final de esa violación nace Arturo y Merlín se lo queda para adiestrarlo bien y que le salga un buen rey de una vez. Pero la madre de Arturo tenía una hija anterior: Morgana. Imaginad que a la niña no le hizo gracia que su medio hermano bastardo se haga con el control de Inglaterra.

Esto lo aprovecha Mab y su ayudante para crear un gran rival. Cuándo Arturo es adulto, Morgana lo seduce y surge un niño de esa noche de pasión. Esto a Merlín no le hace ninguna gracia así que se las apaña para separar a Morgana de Arturo y traer a Ginevra a la ecuación.  También va a buscar un buen aliado para Arturo, encontrándose con Lancelot.

A Merlín le vuelve a salir mal las cosas. Lancelot se lía con Ginevra, Arturo es incapaz de condenarla provocando una guerra civil en el reino.

Merlín a estas alturas ya debe estar desesperado. No es capaz de ganarle una partida a Mab, y ella no parece tener necesidad de usar sus poder siquiera en esta lucha.

Llega la batalla final (Me estoy saltando mucho, tened en cuenta de que se trata de una historia muy larga y compleja, con giros de guión y traiciones. Estoy dejando lo básico) de Arturo y Merlín contra el hijo de Morgana y Mab. Arturo y su hijo acaban muriendo y Merlín vence al final a Mab usando la cabeza de una vez, en lugar de la magia (Que prometió no usar y por alguna razón usa siempre). Mab necesita que la gente crea en ella para tener poder.

¿Cómo la vence? Olvidandola. La gente ignora a Mab y se marcha dejándola sola. Mab desaparece para siempre al quedarse sin gente que crea y piense en ella. Me parece el mejor final para esta lucha.

Así pasa el tiempo y Merlín envejece solo y amargado.  Contando historias a los que quieran escucharlas. Él es el narrador de esta historia. Y justo antes de terminar le dan por fin una pequeña victoria tras tanto esfuerzo. Le llevan con su amada y Merlín usa sus últimas fuerzas para retroceder en el tiempo y poder tener una vida juntos.

Puede que sea por la nostalgia, pero adoró esta historia.  Su forma de afrontar la magia como si hubiera formado parte de la historia pero acabo por extinguirse tras la muerte de Mab. No hay buenos y malos, todos son personajes que van por interés, algunos sádicos, otros usan la maldad. Son muy grises, me creería que es la Edad Media.

Además, San Neil se marca un inmenso papel como Merlín. Te crees que es poder y sabiduría personificados. Cae simpático y nos compadecemos de sus penas a pesar de que resulta que falla más que una escopeta de feria a la hora de confiar en la gente.

Os juro que escribiendo este artículo me he dado cuenta de esa ceguera selectiva que arrastra el pobre Merlín. Yo de entrada no me fiaría del replicante de Blade Runner, ese no puede traerte nada bueno, y el que quiere violar a mujeres tampoco me inspiraría confianza. Pero todo esto no me fije porque San Neil es como el hipnosapo, lo miras y te olvidas de todo.

Así que: Ved Merlín.