La mejor película de su director. Roland Emmerich nos deleito con un portento para su época, y no me extrañaría que influenciará a gente como Peter Jackson ante la presentación de ejércitos inmensos realizados digitalmente. Emmerich siempre ha sido un director de palomitas y sin pensar y lo ha hecho bien. Películas con un guión plano basado en el espectáculo puro, y es bueno en ello, pero no significa que no pueda hacer algo mejor.
El Patriota es esa obra cumbre, es espectacular, pero también tiene un guión muy bien construido y un cariño inmenso hacia sus personajes. No hay parámetro de la misma que me parezca deficiente. La música, la fotografía, la dirección, la interpretación, el vestuario, la ambientación, todo me resulta perfecto. Admito que es un poco tramposa, pero se lo concedo porque lo hace bien y al igual que un truco de magia necesita engañarnos y hacer trampas para asombrarnos. El otro pequeño pero que le veo es el paso del tiempo, no esta demasiado claro. Hacen referencia al paso de los meses, pasan años desde el principio hasta el final de la película, pero no lo siento porque los personajes, a excepción de la niña más pequeña, no crecen. No pido que los niños crezcan diez metros, pero podrían haberle puesto barba a Heath Ledger para dar la sensación de que están pasando años de guerra; o incluso el recurso fácil de un letrero. Así no parecería que dicen el cambio de fecha solo por decir. Claro que tratándose de una película de tres horas pueden haber pensado que el tempo de la película sería suficiente.
Pero esos pequeños fallos no me enturbian el auténtico evento que supone para mi esta película. Es una experiencia que me lleva a una guerra brutal y visceral. Sientes el dolor de cada disparo, la desesperación de los soldados, el miedo de no saber si ese disparo te va a matar a ti o al que tienes al lado. Tener esa certeza de que en esa batalla va a morir alguien que conoces. Pocas películas de época y de la década en que se estreno, se me ocurren que tratasen la guerra con tanto realismo (Entre comillas) y aun más importante, sin villanizar al contrario.
Si, tenemos al personaje de Jason Isaac (Este hombre tiene una cara de villano que no puede con ella y lo hace siempre con una maestría que asusta) pero no es más que un secuaz, Tom Wilkinson es el verdadero antagonista y ni siquiera es malvado. Es un general orgulloso pero no odia al enemigo, los considera hermanos descarriados a los que «educar». Es un soldado, no le puedo odiar por ser orgulloso o por ir con la corona.
A Jason Isaac si que puedo odiarle, para eso existe el personaje, para que tengamos un foco al que lanzar nuestra ira pues el ejercito británico esta tratado con respeto, incluso tenemos a algunos dando las gracias a Benjamin (Mel Gibson) por cuidar de los soldados heridos. Un detalle que me gusto de Tavington (Isaac): la primera vez que escucha hablar del Fantasma vemos un cambio muy sutil en el rostro. Primero miedo al ver como un solo hombre acabo con veinte soldados y luego incredulidad. Es muy sutil, pero el cambio de expresión esta ahí y lo adoro porque deja ver lo inteligente que es el personaje.
En realidad esta película se basa mucho en los detalles para contarnos cosas. No solo las balas fabricadas con los soldados de plomo, también tenemos la escena en la playa con Benjamin y Charlotte, los tenemos separados a ambos con la estrella polar entre ambos y sobre ellos. La mujer de Benjamin siempre la han relacionado con esa estrella así que es la bendición de ella para que Benjamin sea feliz con Charlotte. En este aspecto la fotografía es indispensable y es que en muchos momentos parece un cuadro de lo bellos que son los planos.
La batalla final con el humo y el sol, la iglesia quemada, la batalla en plena noche cerca de la granja de Benjamin, todas esas escenas y otras tantas son pura belleza desde los planos hasta la luz, el color y el movimiento.
Los personajes aunque tengan pocos diálogos tienen sus arcos evolutivos, hasta los más secundarios. La propia hija pequeña de Benjamin que al principio la vemos muda y distante de su padre y al final acepta la muerte de su madre y que no puede odiar a su padre solo para evitar perder otra vez a alguien que quiere. O Occam y Dan Scott que empiezan como esclavo y racista y terminan siendo amigos libres luchando por un nuevo mundo. Admito que es uno de los momentos en los que me sacan la lágrima, cuándo Scott se da cuenta que Occam esta en la batalla final como un hombre libre y le reconoce que es un honor luchar con él.
Son pequeños arcos pero te tocan y cuándo sumamos cada toque nos encontramos con un corazón machacado. Mucha culpa de esto es John Williams que nos entrega una maravillosa banda sonora con muchos momentos memorables. Pocos elogios son los que podría obsequiarle a este magnifico compositor, así que lo dejare en que esta al nivel del resto de su obra.
Es una película al estilo de El Señor de los Anillos, la ves de muy de vez en cuando, pero cada visionado es toda una experiencia de principio a fin y cada vez mejora un poco más pues crece contigo. Es la obra maestra de Roland Emmerich y espero que se sienta orgulloso de la obra que nos dio hace tantos años y algún día nos entregue algo similar.