Mumble ha vuelto, y tiene a un suave nuevo miembro en su colonia: ¡un hijo llamado Erik! En esta épica secuela de la ganadora al Premio de la Academia Happy Feet, Erik debe descubrir de qué es capaz en un mundo cuyas opciones son bailar y cantar.
Vaya sinopsis más simples. No era mi primera opción como calificativo, me podéis creer pero vamos a dejar el tema de que los resúmenes suelen dar bastante vergüenza ajena.
Épica, es la única palabra que se me ocurriría para calificar esta película, al igual que la anterior. La escala es brutal, se consigue transmitir inmensidad y poder con una facilidad digna de estudio.
Podría alegarse que no es más que una secuela hecha para ganar dinero y con prisas pero se tardó cinco años en traerla, eso denota como mínimo un esfuerzo y unas ganas de contar algo, y se trata del mismo equipo que nos trajo la anterior, con George Miller a la cabeza. Si, ese George Miller, el abuelo que dejo en ridículo a la inmensa mayoría de directores de acción de los últimos tiempos con Mad Max.
Parecerá raro pero se nota que es él quien esta al otro lado de la cámara. Usa la imagen, el movimiento, la luz y el sonido a su antojo como si fueran apéndices propios. De escenas íntimas pasa a despliegues asombrosos con naturalidad y dejándote con la boca abierta de par en par. El más evidente es Under Pressure que inicia con Erik dando el ritmo, asciende al unirse los coros, los leones marinos, sigue hacía arriba cuándo Gloria comienza a cantar (P¡nk siempre me ha parecido una gran vocalista y aquí se luce a gusto) y culmina con el puro espectáculo de luces que produce el Krill. Todo esta medido al detalle, cuándo debe ocurrir cada elemento, que tempo llevar y como acompasar todos los ritmos. Se me ponen los vellos de punta de recordarlo porque no se puede imaginar, se tiene que ver.
Da igual lo que haga Miller, siempre vas a ver esa patina visual cuidada hasta la extenuación, ya sea un grupo de andrajosos andando por un pantano muerto, con un camión al fondo, o un pingüino dando un recital de Opera.
Otro punto a comentar, debieron tomar nota que a lo mejor era un poco forzado y evidente el mensaje de la primera parte (En mi opinión no le di importancia porque estaba muy bien llevado, pero si podrían haberlo hecho mejor que con ese final feliz tan de golpe) y aquí es todo evidente pero sin restregarlo. Los niños lo van a entender y los adultos también. Todo el conflicto principal esta causado por nosotros, y tiene más de una escena dando puñetazos a la mesa de que no miremos a otro lado, pero está de fondo, no es lo típico de machacar un mensaje hasta que el niño tire la cinta a la cara del padre. Incluso llegamos a intentar ayudar en varias ocasiones.
Y aquí tengo que hablar de otro problema resuelto, no hay ayuda externa. No vienen los extraterrestres a salvarnos en el último minuto, Mumble se las tiene que ingeniar para salvar a los suyos y tira de su inteligencia para lograrlo. Este es un tema recurrente en la película: no confíes en que las cosas se solucionaran por arte de magia solo porque lo deseas, son tus actos los que te llevan hacía delante no una fuerza mágica y un optimismo obtuso. Me encanta el mensaje de la película porque suele ser al contrario, confía en ti mismo y en que todo se arreglara y se arreglara. Me parece un mensaje bastante peligroso porque está a medias, por muy optimista que seas si no haces algo, si no avanzas, no lograrás nada.
Por eso adoro que le den la tarea de tirar este mensaje a los personajes a un mentiroso, estafador y egocéntrico. Sin embargo, Sven no es un villano, es un personaje que lo ha pasado tan mal que cuándo ha visto la oportunidad de ser adorado ha tirado de jeta. Es recriminable, pero no malvado. Incluso afronta que miente y la respuesta es decepción, pero nadie le ataca ni le rechaza más allá de lo normal, una vez se ve que quiere ayudar le siguen.
Sven funciona también como contraposición de Mumble. Es la otra figura en la que se fija Erik, el mensaje de Sven es él que cala hondo en Erik porque es la vía rápida.
Entonces, ¿Estamos ante lo típico de un padre que no deja crecer a su hijo y le atosiga para que no siga idioteces? No. Los diálogos de Mumble son coherentes, es severo con su hijo cuándo esta en peligro, cuándo su mentalidad le va a llevar a hacerse daño: Como pensar que con solo desearlo mucho va a poder volar, o insuflar falsas esperanzas a los suyos en base a ese lema estúpido de Sven.
¿Cómo no voy a querer una película que lleva tan bien estos mensajes de una manera sutil? Te lo muestra, no te lo cuenta.
Tiene sus cosas que no me terminan de gustar, como ver a Ramón conquistar a su pareja a base de ser pesado. No es un buen mensaje para un niño, es bastante nocivo por mucho que se aligere con chistes y Robin Williams.
Pero acabo perdonándolo por todo lo demás. Hasta la trama de Bill y Will Krill es asombrosa por el viaje que realizan ambos, no solo físico, hasta saber que hacer con su vida una vez descubren no ser más que alimento a punto de ser devorado, y como sobrellevan al final esa certidumbre siendo felices cuándo pueden.
La conclusión es muy sencilla: es una película que muestra. Los arcos de Erik, Bill y Will son prueba suficiente de ello, y lo muestra con todo el poderío visual y sonoro que tiene a su alcance. Solo por eso ya se merece un visionado.
Aunque, antes de despedirme no puedo dejar de comentar mi ligera decepción con el doblaje, la primera parte tenía un doblaje excelente respetando las canciones en ingles, en esta tenemos traducciones de las mismas al estilo Disney y queda francamente mal. He tenido que quitarlo a la mitad para ponerlo en ingles porque se perdía parte de la fuerza y es una lástima. No habría costado nada hacer lo mismo que la anterior y poner subtitulos. No nos vamos a morir por leer un poco. Pero es como hablar con la pared, es Warner, no hacen ni el huevo en casa, lo van a hacer en el extranjero.
En fin, un final un tanto agridulce por ese punto negativo, pero yo tengo ganas de ver Mad Max: Fury Road (Y los nuevos proyectos que le queden al bueno de George Miller) después de ver esta. ¿Vosotros no?