En esta precuela del popular videojuego homónimo escrita por Paul Dini (Canario Negro y Zatanna: Hechizo de Sangre) y dibujada por Carlos D’Anda (Liga de la Justicia: Origen), son los peores personajes de Gotham quienes dirigen el hospital psiquiátrico y también quienes gobiernan las calles.

Estamos ante una historia puente para unir los acontecimientos de Arkham Assylum con Arkham City. Una forma de explicar como se llegó a la situación de levantar un muro que rodeé media ciudad para confinar a todos los criminales de Gotham. Cumple a las mil maravillas esa función, aunque hecho en falta a algunos personajes clave. Es más personal que otra cosa pues esta historia explica las tramas que no se explican por sí mismas en el juego, como la motivación de Bane para colaborar con Batman a acabar con el TITAN. El resto de tramas presentes en el juego que no aparecen aquí se explican por si solas en el mismo.

No necesitamos la introducción de Víctor Fries, aunque la hubiera agradecido.

Cumple también con otro propósito, Hugo Strange juega un papel fundamental en el juego pero es más una fuerza invisible que un villano al uso durante la mayor parte de la trama, aquí si le dan un peso y una presencia muy necesarios para que veamos la amenaza y la convicción de Strange.

Somos testigos del alzamiento del Alcalde Sharp, y como no es más que un títere vacío, controlado con soltura y maestría por Strange para hacerse con el poder de Gotham. Hugo Strange demuestra una y otra vez a lo largo de las viñetas como supera con creces a Batman una y otra vez, y como este logra salirse con la suya por pura suerte.

Es muy divertido ver una historia en la que Batman no esta siempre por encima del villano, en la que se tiene que esforzar por estar a la altura. Esta es una de esas historias pues a cada paso que da Batman para tratar de detener a Strange, Hugo ya ha dado dos para cubrirse las espaldas y dar un golpe.

Por contra hacía el final comienza a dispersarse. Las primeras historias nos llevan a las conspiraciones de los personajes, como se adaptan a Arkham City, como Batman busca a la mente maestra. Cada una nos da información y tiene su protagonismo. Pero a medida que avanzamos se va contando cada vez más en menos tiempo. Todo lo que involucra a Bane se nos cuenta en un par de páginas, al igual que la presencia de Robin o como Hiedra se a adaptado a su cautiverio.

No es malo, pero si parece que querían hacer más y se quedaron sin tiempo, así que condensaron todo lo que les faltaba por contar antes de que iniciara el juego.

Es una lectura muy entretenida, con un estilo de dibujo que me atrae bastante, aunque en ocasiones deforme en exceso a los personajes. Robin dando patadas parece una peonza, se le hincha el pecho y se le retuerce de forma muy tosca. Y seguimos con el exceso de sexualización en los tres personajes femeninos que tiene la historia. Y podemos darnos con un canto en los dientes viendo los diseños descartados para Harley Quinn al final del comic.

No creo que sea muy difícil encontrar un traje fiel al personaje sin que tenga que ir con un escote hasta el ombligo, que el traje de Catwoman que se diseño para la trilogía de Nolan era perfecto y no estaba sexualizado.

¿Llegará algún día en que no tenga que mencionar esto en un comic? Espero que si.

Dejando esto a un lado, lo encuentro una lectura casi obligada para todo aquel aficionado a la saga de Arkham pues ahonda en los personajes y sus motivaciones y le da a Hugo Strange un protagonismo que considero muy necesario y agradecido.