Vidocq, un investigador privado, se enfrenta a un adversario temible. Un hombre capaz de matar dirigiendo rayos, que se esfuma en el aire como si fuera un fantasma. Un asesino con una máscara espejo. Esta lucha le llevará a su muerte haciendo que su biógrafo tome el manto y deba encontrar al asesino de Vidocq para llevarlo ante la justicia.
De primeras diré que esta película me cuesta cada día más verla. Me sigue encantando: el concepto del villano, los mitos construidos a su alrededor, el propio personaje de Vidocq, todo eso me apasiona. El problema lo tengo con el estilo de Pitof como director. Es demasiado surrealista, abusando de primeros planos, de grandes angulares, deformaciones, tomas extrañas. Es un estilo muy personal que lo único que consigue es que acabe con la cabeza dando vueltas y ganas de tirarle un arpón para que compre un trípode y ponga la cámara en él.
Estoy seguro que con un estilo más contenido y una acción mejor llevada la película ganaría mucho más, pues si, esa puesta en escena también la lleva a la acción convirtiendo en caos la mayoría de escenas. La mejor escena, porque es la que mejor se ve, es la batalla final y para ese entonces ya hemos visto tres enfrentamientos dignos de haber sido rodados por un mono con taquicardias. Entiendo que es la forma de rodar del director, pero no entró en su juego. Marea demasiado.
En cuánto al argumento en sí, es interesante como dan un giro de tuerca al concepto de la investigación. Me recuerda a los relatos de Lovecraft porque no vemos la investigación, vemos la investigación de la investigación, seguimos a un personaje que ve de tercera mano lo que vivió Vidocq. Es un concepto muy interesante a la hora de contar la historia que aúna dos virtudes, avanza muy rápido con el inicio de la investigación de Vidocq y al mismo tiempo vemos como se desarrolla el resto una vez muerto. Favorece al ritmo.
Los actores, como me pasa un poco en Pandorum, son muy tramposos. Sé que es para jugar al despiste y que nunca te fíes del todo de ninguno pero llega un momento en que ya es absurdo pues te dirigen en una dirección para un segundo después darte la bofetada y meterte de lleno en otra. Es tramposo de mala manera pues no tiene ningún sentido que ciertos personajes actúen con ciertos dejes sospechosos solo para que desconfiemos de ellos.
Y ahora vamos a lo mejor de la cinta antes de concluir la entrada: El Alquimista. El asesino de la mascara espejo. Es un personaje maravilloso, con su voz cantarina y femenina que parece estar siempre jugando, su ropa, su forma de moverse como si fuera agua y no una persona. El mismo concepto y los mitos que lo envuelven como un ser que asesina en el barrio del Temple, que roba el alma a las víctimas que se reflejan en su mascara. Sin duda es lo mejor de la película y te quedas con ganas de saber más, ¿De dónde vino? ¿Dónde aprendió todo lo que sabe? ¿Cuánto tiempo lleva en París? La película no responde estas preguntas dejándonos con el misterio, pero su nombre ya nos da una idea: El Alquimista. Es uno de esos casos en los que su simple nombre ya nos da mucha información para montarnos la película.
En general es un simple bien, y si te mareas baja al suspenso porque sus puntos buenos no son capaces de levantar el destrozo que puede hacerte Pitof con los ángulos de cámara y los movimientos. La recomiendo si buscas una buena ambientación y un villano interesante, pero ten en cuenta lo que he comentado antes a nivel de dirección.
Aquí os la dejo, pero en estos momentos no aparece disponible: