Cuando Monica Estanco, ayudante del sheriff de Cerrojazo (Texas), se despertó aquella mañana, no imaginaba lo mucho que podrían complciarse las Fiestas del a Cosecha de ese año. Rednecks votantes de Trump, pornostars en plena gira, televisión por cable, un matadero abandonado y algo que resurge desde las entrañas de la siempre entretenida tierra de Texas.

¿Cómo describir la experiencia de esta lectura? Digamos que la empece a la una de la madrugada y de la pura diversión llevaba la mitad del libro antes de que me diera cuenta o me venciera el sueño. Estamos ante una historia con un humor irreverente y sin concesiones que en muchos aspectos me ha recordado a una versión mejorada (y con más gracia) de Torrente llevado a Estados Unidos y metido en un berenjenal con bestias salidas de una pesadilla de Giger.

Me ha parecido maravillosa porque aun estoy tratando de entender como le ha salido tan bien la jugada. La tensión es palpable cuándo debe serlo, notas la amenaza, sientes el peso de eso que se oculta bajo el páramo, pero te lo sigues pasando pipa. Mantiene un delicado equilibrio entre ambos tonos y nunca notas como uno pierde o desmejora el otro. Incluso sirve para que tengas una angustia mayor pues te encariñas muy rápido de determinados personajes gracias a que nos llegan a lo más hondo por el camino de la risa, de entretenernos. Y luego están los otros personajes que pasa algo similar pero por no entrar en spoiler lo dejaremos que los imaginas con la cara de Sean Bean.

Habría que advertir que el tipo de humor que usa a lo largo de toda la obra no es para todo tipo de público. Nos ofrece una visión satírica que no se aleja demasiado de la realidad, muchas veces veremos personajes que nos recuerdan situaciones de nuestra vida diaria, pero lo hace desde un enfoque de burla constante y mofa dura y ácida. Es un tipo de humor en el que no todos los lectores van a entrar a jugar. Si lo consigues no vas a perder la sonrisa y raro será que no te estés riendo.  Pero como ocurre con los espejos trucados de las ferias, no a todo el mundo le gusta ver lo que hay reflejado en él.

Me ha gustado como So Blonde nos lleva a Cerrojazo y nos sintamos un vecino más. Nos traslada conociendo a un personaje tras otro creando toda una comunidad que al final parece que vivan enfrente de tu casa. Me he sentido en medio de un erial sin vida dónde lo único que llama la atención es un matadero abandonado.

Aquí tengo que hacer una parada especial para mencionar a Marcus, Monica y Sandy, con que poquito logra So Blonde que me encariñe de ellos. Sé que con Monica me llevaría genial. Los sientes como personas reales, y no había pasado de la primera página de sus apariciones y ya casi los sentía como amigos. Lo que ayuda mucho a la hora de llegar la traca final y te sientas a punto de sufrir un infarto mientras los ves pulular por Cerrojazo.

Hablando de eso. Me he sentido de nuevo un niño mientras leía el último tercio. Muchos momentos me han recordado a las mismas sensaciones que tuve al leer Parque Jurásico. Si habéis leído ambas obras sabréis más o menos porque tuve esta reacción. Última Noche en el Páramo me ha hecho sentir lo mismo que uno de mis libros favoritos ¿Qué más se puede decir para que vayáis a la página de Cerbero para comprarlo?