Por una de esas casualidades del destino, Tsukune Aono acaba ingresando en el Instituto Yokai, centro educativo en el que cursan sus estudios toda clase de entidades sobrenaturales. Justo cuando pensaba en dejar aquel lugar de pesadilla, se encuentra con la bella, dulce y sensual Moka y sus intenciones dan un giro de 180 grados. Sin embargo, cuando se le quita el crucifijo que lleva en el pecho, se revela la verdadera identidad de Moka: ¡Es una fría y orgullosa vampira!
Sorprendido sin saber porque. Así me he sentido al volver a leer este manga, o leer a secas. Nunca he leído este primer arco, fui directamente al segundo pensando que sería igual que el anime. En ese punto radica mi extrañeza ante la sorpresa de leerlo, sabía por dónde iban a ir los tiros y sin embargo me ha resultado gratificante descubrirlo de verdad. Esto es importante, saber como acaba una historia no la hace menos interesante pues en la mayoría de ocasiones lo importante es el viaje y no el destino.
Ya he hablado antes de Rosario to Vampire de una manera bastante breve y enfocándome en el anime. En esta ocasión tratare de ir más allá a la hora de hablar de la obra original, sus primeros 10 tomos editados en España por planeta (Ya si eso el resto de la serie cuándo me muera por esa manía de dejar las cosas a medias).
Es interesante ver como una misma premisa puede variar tanto según quien es el encargado de desarrollarla. Anime y Manga comparten personajes y premisa: Tsukune es un adolescente humano que acaba en un instituto de entes sobrenaturales por «azar», dónde conocerá a Moka (Vampira), Kurumo (Sucubo), Mizore (Mujer de Hielo), Rubi y Yukari (Brujas), etc. Tsukune tendrá que sobrevivir en ese instituto ocultando a todos su condición de humano, ya que le costaría la vida. De esta forma asistiremos a la vida estudiantil de Tsukune y hasta aquí los parecidos. El anime fue derecho a abrazar la comedia y el drama telenovelesco mientras que el manga mantiene un drama mejor pensado y una comedia más de fondo, para aliviar sin ser el centro de todo.
El ritmo es inmejorable, no para en ningún momento. Surge la amenaza, el conflicto y la paran. No la alargan más de lo necesario y es un alivio que en este género no tiren de ese vicio tan feo. De esta forma tenemos un enemigo cada pocos capítulos que presenta batalla y es derrotado. Podría considerarse autoconclusivos pero ayudan a perfilar a los personajes y el nivel de poder de cada uno.
Cada combate vemos la fuerza de voluntad de Tsukune, a pesar de ser humano se tira sin pensar en nada más que en ayudar contra cualquier oponente. Su fragilidad la contrarresta con un valor que roza la estupidez. No duda en plantarse de un ente divino para salvar a sus amigos, de lanzarse contra un ataque mortal para salvar a quien ama.
Tsukune puede empezar siendo el personaje más débil de la serie, pero es el más valiente y estoico. Si es para defender a la gente que le importa no habrá obstáculo lo bastante grande que él no pueda superar. Pero sigue siendo humano, y sufre, mucho. Los enemigos lo destrozan capítulo tras capítulo, salvándose siempre gracias a Moka. No es extraño entonces que pase lo que tiene que pasar, Tsukune acaba mortalmente herido y solo hay una forma de salvarlo: la sangre de Moka.
Esto ocurre en el quinto capítulo, no era un clímax final y victorioso, o no, ni por asomo. Tsukune se convierte temporalmente en vampiro, destroza al zorro de un golpe y vuelve a la normalidad curado y sin recordar nada. La primera vez, pero hay más, los enemigos cada día son mayores, Tsukune no cambia su forma de ser y sigue actuando igual de imprudentemente para salvar a todos y acaba necesitando la sangre de Moka otra vez, y otra. Hasta que algo sale mal, la herida en el cuello no se cura, algo raro pues Moka bebe su sangre a diario y siempre se ha curado casi al instante, pero esta vez no. Le empieza a doler y para más complicaciones lo ataca una pandilla que busca destruir a los más fuertes, a él y a Moka, hasta dejar a ambos mal heridos (Incluso a la Moka interna) haciendo que a pesar de los peligros Moka tenga que volver a darle su sangre para salvarlo y… Tsukune se convierte en un Gul.
Si los vampiros son seres orgullosos basados en la lucha y forjados en la guerra, un gul es eso pero sin nada más que instinto de matanza. Un cascaron vacío que busca pelea, sangre y muerte sin detenerse nunca.
Tsukune arremete contra una docena de monstruos de alto nivel y es imparable. Si Moka era fuerte, Tsukune en su estado es un huracán sin control. Casi mata a Kurumu, y Moka casi le asesina a él para evitarle el sufrimiento de vivir siendo un monstruo de ese tipo. Estamos ante un conflicto muy gordo para todos los personajes, Moka lo ataca porque sabe que Tsukune sigue hay dentro preso de sus instintos, que verá como asesina sin parar, odia hacerlo (Ambas Moka odian cada golpe que dan y se odian a sí mismas por hacerlo).
Por suerte el director del instituto llega a tiempo para sellar la sangre de Tsukune en su interior y devolverle su humanidad. Aquí es otro momento para que Tsukune brille, no le guarda ningún rencor a Moka, ni a la interna ni a la externa, es la libra de la culpa que la carcome. Es un personaje que no puede caerte mal, es bobalicón y romántico en su idea del mundo, idealista y un tanto torpe, pero tiene un corazón que no le cabe en el pecho. Lo que hace por Moka, puede que lo haga porque la ama, pero si cualquiera de las otras chicas lo hubiera hecho también se habría esforzado así para que se perdonarán a sí mismas. No soporta ver sufrir a sus amigos. Es esa intensidad de sentimiento la que le ha permitido superar obstáculos insalvables, la que le ha ayudado a salvar a Mizore y Yukari de sí mismas, la que tendió una mano a gente que la necesitaba y que nunca se rindió con la gente en la que creía.
No puedo extrañarme que una persona como Tsukune consiga enamorar a cinco personas, se que forma parte de un cliché, que el amor de todas ellas viene impuesto por seguir un tópico, pero es que entiendo los motivos y razones de cada una de ellas para enamorarse de él. Esta claro que Moka es especial, es el primer y verdadero amor de Tsukune, por mucho que la serie juegue algunas cartas para hacer dudar a Tsukune, él siempre escogerá a Moka. Si le cuesta decidir no es porque su corazón tenga dificultades, es porque no quiere hacer daño a ninguna, las quiere demasiado. Empatizo demasiado con ese detalle, sufro mucho en este tipo de historias por el dolor que tienen que aguantar (Ya veréis en la segunda parte con la pobre Kurumu) las rechazadas. Me paso en SAO con Suguha, y allí me molesto porque no era más que el cliché tirado a la cara y sin masticar, aquí si que me duele cada vez que se torna más claro que no van a estar juntos siempre y que algún día Tsukune tendrá que romper tres corazones.
O puede salirse por la tangente y entrar de lleno en la poligamia, esto no se menciona en este primer segmento de la serie pero habría que ir comentando que parece que los autores tampoco quiere abordar la ruptura total y menciona en un par de ocasiones esa posibilidad.
Terminando con Tsukune, esta claro lo que va a pasar con él al final del arco, con la batalla contra el enemigo en las sombras, uno un tanto desaprovechado, podría haber dado más juego, pero temible y peligroso. A decir verdad la serie se encarga de meter dos villanos finales muy distintos y es refrescante. Uno es frío, calculador, pero entendemos parte de su mentalidad y su relación con Tsukune; la otra es una arpía vengativa (figurativamente hablando, no es una arpía, es una medusa) que quiere crear el mayor caos posible solo porque le cortaron el pelo a patadas.
Hacen más énfasis al primero, con una redención mínima para él gracias a que Tsukune cree en él, al final es quien salva el día (Que en primer lugar estropeo, pero lo importante es que vuelve sobre sus pasos gracias a las palabras de Tsukune y volveremos a saber de él). Pero la segunda ha tenido más trayectoria como villana, teniendo varios encontronazos con Tsukune y Moka y es la responsable última de que Tsukune se haya convertido en un Gul sellado. Se equilibra muy bien ambas presencias sin pisarse, cada villano ocupa su lugar.
Es interesante también que cada uno tenga sus motivos. La mayoría son acosadores asquerosos que no sé porque en Japón tienen esa obsesión con los villanos obsesionados con violar y tocar a las protagonistas. Mira que habrá amenazas y dos tercios de los enemigos de esta serie son unos salidos asquerosos de cuidado. Pero el resto tienen sus motivaciones, el primero es un abusón, el que obliga a que Tsukune se vuelva vampiro cree hacer lo correcto, se cree el dios del a justicia, la sirena es para alimentarse, Kurumu por celos, Gin para quitarse la sospechas de mirón de encima. A todos se les trata como individuos con sus propias ideas y aspiraciones, simples a lo mejor, pero están ahí. No es una miriada de bichos a los que patear hasta que salga el jefe final. Se agradece el compromiso de dar empaque a los villanos.
En realidad casi toda la serie tiene esa sensación de estar muy trabajada y pensada de antemano. No es una simple premisa que se desarrolla sin saber muy bien por donde tirar. Algunas veces comete errores, la mayoría en la segunda parte, pero veo una intencionalidad, veo que el autor sabe a dónde se quiere dirigir y como quiere hacerlo, y eso me gusta.
Aunque sus chistes sean algo simples y recurrentes (Que a mi me gusten y me hagan gracia siempre no implica que tiren de cierta repetición), aunque el romance avance a trompicones porque siempre surge algo que lo retrasa (muchas veces de manera forzada). Aunque la mayoría de peleas sean resueltas bajo el mismo criterio: Moka da una paliza / Tsukune convence al adversario de ser bueno. Aunque la serie cometa esos fallos veo que es su intención, que no los comete al azar que es parte de lo que quiere contar. Puede que falle, pero lo hace queriendo contar eso. Al menos es mi sensación después de leer la serie completa.
Los personajes evolucionan, cambian, se abren a los demás. La Moka interna del primer capítulo no se parece a la del último de este arco y mucho menos a la que vemos al final de la serie. Tsukune igual. Siguen siendo los mismos, pero las experiencias que viven se acumulan, los van definiendo, a ellos y a sus relaciones. Tienen dudas y las superan. Creen no ser más que una carga a ojos del resto y luego ven que no lo son y que en realidad el resto la admiran. Las chicas tienen una rivalidad brutal por Tsukune, pero se quieren, se siente el amor que se profesan mutuamente, la amistad que las une aunque compitan por Tsukune.
Esta serie es muy emocional en ese aspecto, se concentra mucho en que sintamos lo que sienten ellas, en que nos emocionen los momentos adecuados.
Comete errores. El fanservice es el más evidente, pero no podría poneros más ejemplos claros y concisos. Se que falla, pero después del viaje que me han dado, o no me importan lo suficiente como para acordarme o todo lo demás lo compensa. Hasta los momentos más intrascendentes, las historias más vacías me han aportado algo.
Y esta percepción se multiplica en la siguiente etapa. Aquí tenemos una aventura escolar.
Pero, ¿Y si la amenaza fuera mundial?
Sé que dejo muchas cosas en el tintero, en especial en el caso de Moka y Mizore, pero creo que lo veremos mejor en el siguiente artículo y así no extendemos aun más este. Así que, ¿Os apetece un viaje a un cuento de hadas?