Los patlabor son gigantescos robots-policías pilotados por seres humanos que se encargan de velar por la paz y la seguridad. En un principio fueron fabricados por la poderosa empresa Shinohara para su uso en la construcción pesada, pero cuando empezaron a ser utilizados para actos de sabotaje y terrorismo se creó un cuerpo especial dedicado a la prevención de estos crímenes. Tras unos años de perfecto funcionamiento en todas las unidades, las noticias de labors descontrolados y con problemas de manejo empiezan a alertar a las autoridades de Tokyo. La segunda sección de patlabor es la encargada de investigar estos sucesos, pero sus pesquisas les llevarán a descubrir un complot de proporciones bíblicas.

Estamos ante otra película que usa un ambiente futurista para contarnos una historia policial, y me encanta. Me creo el mundo que están desarrollando y la investigación esta contada de una forma muy entretenida y que te mantiene pegado a la pantalla pensando en que pasará a continuación.

Es muy importante en una película de estas características que no sepas que viene, y en ese aspecto cumple a la perfección. Empezamos con un Labor del ejercito descontrolado que resulta estar vacío, y seguimos a lo largo de los meses con más y más casos de labors que enloquecen y arrasan con todo a su paso.

Atribuyéndose a errores de los pilotos porque sería un escándalo de tal magnitud que acabaría afectando al propio gobierno japones. Por suerte nuestros protagonistas van investigando a escondidas, juntando las piezas del puzzle hasta llegar a la aterradora conclusión.

Los nuevos sistemas operativos, diseñados por un hombre que se suicido hace varios meses, tienen un fallo catastrófico que los convierte en maquinas de destrucción masiva.

Aquí tenemos dos líneas de investigación que convergen, la sección dos buscando el fallo de los labors y su detonante; y un par de policías que investigan el pasado oculto del diseñador. La primera se lleva toda la atención, es la importante y la que conviene solucionar a la mayor brevedad para evitar una masacre global.

Pero a mi me interesa la segunda, casi muda, y siguiendo a los dos policías en silencio de una casa ruinosa a la siguiente. Sin decirte nada la película te explica las motivaciones del villano. Te deja a ti que juntes las piezas, porque en realidad no importa el motivo del mismo, ya que es un personaje que en el minuto uno desaparece. Es un jugador de ajedrez que se retira de la partida antes de empezar porque ya la ha ganado. Su mera sombra se alarga por toda la cinta, sentimos lo inteligente que es y ni siquiera le llegamos a ver de verdad.

Un hombre que se cree dios y que ve como el lugar que le vio crecer va desapareciendo poco a poco en favor de los grandes rascacielos de hormigón, acero y vidrio.

Si, ha escogido lugares en ruinas y a punto de ser demolidos como vivienda para cubrir su rastro, pero no deja de ser curioso que todos ellos estuvieran en zonas antiguas, que recuerdan a pueblos tranquilos, y que todos tengan una panorámica perfecta de la zona más moderna que va ampliándose a pasos agigantados.

Creo que es la primera vez que se explica a un personaje de esta forma. Sin diálogos, o exposición (Mucho menos acciones, porque esta muerto), solo te dejan la cámara en los lugares apropiados y monta tu lo que falta.

En cuánto a la parte más de ciencia ficción, la propia película lo usa como mera escusa. Podría ser un nuevo tipo de coche y tendría el mismo efecto. Es espectacular cuándo debe serlo, pero a ella le importa más la trama policial y dejar claro los peligros de un avance desmedido y descontrolado. Estancarse es tan peligroso como correr demasiado rápido cuándo hablamos de tecnología. No se ahonda mucho en ello, pero esta ahí.

Los intereses de la empresa y el gobierno pesaron más que el sentido común. Dejaron que un hombre diseñara un sistema operativo para todos los labors de la Tierra, y ni siquiera se pusieron a examinar el código solo porque a primera vista era funcional. Al final esas prisas permiten a nuestro villano particular ganar en cualquier circunstancia, aunque nuestros protagonistas eviten la catástrofe, no evitarán que la empresa colapse y el gobierno vea truncado su proyecto Babilonia.

Este tipo de cosas, que no dejan de ser subtexto en una trama de investigaciones a la vieja usanza, me enamoran porque dotan a la historia de nuevos niveles, la hacen respirar y se siente viva. Te deja con ganas de más.

Por suerte tenemos segunda parte.

Y no tardará en aparecer por aquí.