Mis tres actores favoritos del género fantástico, los más importantes en la época de la Hammer, y con un carisma de tal magnitud que podrían parar un tren. ¿Qué podría salir mal?

Estamos ante la única película que junta a esos tres monstruos que son Peter Cushing, Vincent Price y Christopher Lee para una historia de corte clásico llena de trampas y vueltas con ciertas reminiscencias a Un Cadáver a los Postres. No es una comedia, pero si juega en esa liga de marear al espectador a base de giros y entuertos y misterios dobles y triples.

¿La premisa? Un autor desencantado y con un ego desmesurado propone una apuesta a su editor: escribir en 24 horas una novela de corte clásico, a las cuales no guarda ningún respeto considerándolas obsoletas y llenas de sentimentalismo. Para poder completar tal hazaña le pide un lugar tranquilo para hacerlo. Una pequeña mansión escocesa con siglos de historia, abandonada ahora a la espera de un nuevo dueño.

Allí irá nuestro escritor en busca de paz para cumplir su apuesta y ganar 20.000 dolares.

Pero al llegar se encontrara con una interrupción tras otra. Lo que debería ser una mansión deshabitada se convierte en un ir y venir de personas de manera continua. Primero con los guardeses de la finca que le increpan que se colase en la casa sin avisar, luego una anciana con el rostro deforme que resulta ser la secretaria del editor disfrazada para asustarle. Un extraño que ve su coche averiado a las puertas. El primogénito de la familia dueña de la mansión. El nuevo dueño de la misma. Y por último, dos jóvenes en busca de refugio por culpa de la tormenta.

Cada nueva interrupción complica más la situación, cada nuevo integrante añade una capa más al misterio. ¿Qué hacen allí? ¿Una casa abandonada de pronto llena de vida por casualidad? Todo ello bajo la sombra de una puerta sellada desde la que se oye una profunda respiración.

¿Qué esconden los invitados imprevistos? ¿Podrá escribir la novela nuestro joven escritor?

Es una película que prefiero no estropear pues es una delicia ir desentrañando cada pequeño misterio y sobre todo, viendo actuar a tan geniales actores. Vincent Price como el primogénito de la familia de nobles con un porte y un ego señoriales y con una de las mejores frases de la película: No me interrumpa mientras hablo conmigo mismo. Cada frase y dialogo suyos parecen salidos de una obra de Shakespeare o Poe.

Peter Cushing en un interesante papel al que no estoy acostumbrado, como un hombre nervioso y amable. Y, el gran Christopher Lee como el nuevo dueño de la mansión, imponente en cualquier escena. Es muy divertido ver al protagonista teniendo que mirar hacia arriba para hablar con él (Y eso que se nota que Lee va un poco encorvado para no sacarles tanta altura).

Tiene una atmósfera muy conseguida y el guión es solido, aunque a día de hoy más de uno le verá las intenciones (Yo el primero), pero eso no le resta ni un ápice de interés. Es más, debían ser conscientes de que la gente pudiera ver venir un giro, que pusieron varios para que te sorprendieras.

Tengo que agradecerle que no tirase solo del carisma de su elenco de actores, hoy día habrían regurgitado un guión menor pensando que con los actores bastaría, pero aquí se han esforzado en mostrarnos una buena historia para envolver el privilegio de ver esos tres nombres en un mismo cartel.

El Perro de los Baskerville y la Casa de los Horrores siguen estando en el primer puesto (Para cada actor) pero esta se ha colocado sin problemas en el segundo.

Si os gusta este tipo de cine o los actores implicados os recomiendo que le deis una oportunidad.