Los famosos tres mosqueteros se encuentran retirados y Francia esta sumida en las brasas de una revolución producida por la crueldad y tiranía de un rey egoísta e infantil. La única alternativa a una guerra civil esta en manos de los mosqueteros y de un hombre que ha portado toda su vida una mascara de hierro sin saber nunca porque.

Estamos ante una película que desde niño me ha impactado. Los actores, la música, el escenario y los diálogos lograron colarse en mi mente desde la primera vez que la vi y ahí se quedó. Es esplendida por como esta contada y como sus actores hacen que te creas a todos los personajes. Ves a gente interactuando y sientes que llevan conociéndose décadas, los tres mosqueteros parecen haber vivido miles de aventuras antes de la que estas viendo.

Sin duda tiene una producción muy teatral, salvo un par de detalles, los interiores respiran a teatro, pero no por ello dejan de ser increíbles tanto en escala como en detalle, es un auténtico delirio barroco, y eso se aplica al vestuario de la realeza.  Me impresiona lo bien que están hechos y como no ves dos iguales.

Pero lo más grande de esta película es Leonardo Di Caprio, ya dejaba claro desde sus primeros papeles lo grande que podía ser cuándo se lo proponía. Se encarga de hacer dos papeles opuestos dónde absolutamente todo nos indica que son dos personas distintas. El rey es puro egoísmo infantil, frío, calculador y desalmado, no piensa en nada que no sean sus caprichos y voluntades; mientras tanto Phillipe es compasión, amabilidad, introvertido y agradecido.

No solo se trata de los diálogos o que la gente se comporte de manera distinta a su alrededor, es que cambia hasta el lenguaje corporal de cada uno. La seguridad y los ataques de ira del Rey contra la timidez retraída de su hermano son más que evidentes. Solo por la forma de andar ya sabes quien es quien. Este tipo de cosas son muy complicadas aunque no lo parezca, un mismo actor interpretando dos roles tan opuestos al mismo tiempo debe ser arduo.

Todo el arco que involucra a Phillipe, a su padre (No diré quién para evitar destripes innecesarios) y a Athos es conmovedor, con muy pocas líneas y gestos crean vínculos muy fuertes que nos agarran por el cuello y nos lo estrujan hasta exprimirnos el alma. Es una cinta que aunque no te guste la época o el tipo de película que es te conmueve gracias al mimo con el que se han tratado a sus personajes y sus relaciones.

Terminó con ese final tan fantástico que una vez lo ves, no lo olvidas y cada vez que te llegue de nuevo desde los recuerdos te erizará todo el pelo hasta convertirte en un erizo. Ahí entra todo en juego, la música sube, los personajes se lanzan al único final que ven y tú quieres seguirles aunque sea al fin del mundo y al final te quedas con una sonrisa cubierta con alguna lágrima huidiza.

¿Qué mejor forma que esta de promocionar una joya como esta que diciendo que te conmueve hasta el tuétano aunque la veas mil veces?