El prestigioso guardaespaldas Michael Bryce (Ryan Reynolds) recibe un nuevo cliente: un asesino a sueldo, Darius Kincaid (Samuel L. Jackson), que debe testificar en un juicio en La Haya contra un cruel dictador (Gary Oldman).

Algo bueno tiene que salir de una película que empieza vendiéndote visualmente al protagonista como si fuera un vendedor de seguros. Estamos en una cinta que te explican como es cada personaje y su trasfondo con escenas rápidas que funcionan a la perfección.

La presentación de Gary Oldman recuerda a la de Landa en Malditos Bastardos y cumple el mismo propósito: Odiar a Gary Oldman. No podría estar más contento por esto, hacía mucho que quería volver a ver al bueno de Oldman como un villano y aquí borda el papel de un presidente genocida.

Y este villano tiene unos héroes a la altura para darle hasta en el cielo de la boca a él y a todos sus hombres. Ryan Reynols hace un personaje aburrido que le gusta que nada escape a su control y un experto en todo lo que se le presupone a un héroe de acción, como debe ser: Lucha cuerpo a cuerpo, pistolas, conducción. Pero tiene su pequeño giro porque es un personaje que sabe hacer todo eso, pero que se lo toma como un trabajo y por tanto lleva al extremo su lema: Aburrido es lo mejor.

Por otro lado tenemos a Samuel L. Jackson que esta en el espectro contrario, es un asesino a sueldo. No. Es el MEJOR asesino a sueldo del mundo y se lo pasa pipa con su trabajo. No tiene complejos. Hace su trabajo, lo hace bien y le gusta. Aquí se crea una de las dinámicas de la pareja, como ambos son muy parecidos pero con enfoques opuestos. El otro pilar de la relación es que se odian, llevan años intentando matarse mutuamente porque están en bandos enfrentados. Reynols es un servicio de protección premiun triple A y Jackson es un asesino al que le pagan por matar a los clientes de Reynols.

Este contraste entre ambos nos deja una película divertida que no se detiene ni un segundo. El montaje también ayuda, siendo ágil, con ideas muy interesantes para las escenas más monótonas. La acción es frenética y no repite esquemas en casi ningún momento, si ha hecho una cosa prueba con otra distinta en la siguiente escena.

Estamos entonces ante una película con un ritmo inmenso, divertida, un tipo de comedia gamberra basado en los personajes y una acción limpia y cuidada. Incluso con una cámara con un ligero temblor no se pierde detalle en la acción.

Aun no sé quien de los dos me ha hecho más gracia, pues Samuel L. Jackson tiene momentos y dialogos muy buenos, pero me pueden las caras de Ryan Reynols. Su personaje me recuerda mucho a Leslie Nielsen en el plan, él es serio y se queda a cuadros con las cosas que pasan a su alrededor y eso a Ryan Reynols se le da genial con las caras que pone.

No llega a la altura de sus hermanas mayores como Arma Letal, pero si se queda muy cerca de El Último Boy Scout. Una comedia de acción divertida, una buddy movie gamberra y dos actores en su salsa pasándoselo en grande. Si os gusta este tipo de género, es muy recomendable.