2023 ha llegado como un año de grandes noticias. Tras dos años de silencio, llega al mundo Alessa Parks y el robo del Miskatonic ¡Mi primera novela! En Twitter he ido desengranando curiosidades varias e influencias sobre la novela y la protagonista, pero todes sabemos cómo las redes sociales son inmediatas y que pronto todo ese contenido estará sepultado bajo miles de millones de otros comentarios e hilos. Por ello me he decidido a quitarle el polvo a este pequeño espacio para poder concentrar aquí esos pequeños detalles y para poder sacar toda la alegría que tengo en el cuerpo gracias a esta noticia.

Aún me cuesta creer que en unas semanas tenga en mis manos la primera novela que he escrito. Miro a la estantería sobre mi cabeza y ahí veo a Iridiscencia, Misterios entre las olas, De matar también se sale, Contramarea y Una última luna; antologías que recogen una pequeña parte de mi, un relato rodeado de otros tantos de autores maravilloses. Esas antologías fueron mis primeros pasos en este frágil mundo que es el de la escritura. Ya queda lejos ese 2018 en el que salió a la luz Iridiscencia y no puedo dejar de darle las gracias a Coral y Rafa por darme esta oportunidad al elegir el relato de Asedio para que compartiera espacio con autores de un talento impresionante, no puedo dejar de mencionar Cuarto Milenial de Irene Morales por poner un ejemplo de calidad con mayúsculas.

Ese primer empujón me sirvió para seguir andando, seguir escribiendo y enviando relatos a otras convocatorias y la suerte quiso que al año siguiente me cogieran en otras dos. Ya no podía parar. No es que hubiera empezado a escribir por esas «victorias», no por nada mi cuenta de Fanfiction tiene 182 publicaciones. Pero sirvieron como combustible, ya no solo escribía porque me gustase y porque adoro contar las historias que me vienen a la cabeza. Había gente que también disfrutaban de ellas, era una prueba de que no estaba compartiendo al aire y que alguien más podría disfrutar tanto cómo yo lo que estaba contando.

Pero ¿qué escribir? Es una pregunta complicada. En mi caso más de lo normal. Sin exagerar, tengo una estantería de Ikea rebosando de cuadernos y cada uno con mínimo una historia desarrollada en infinitos puntos, desde una premisa hasta toda la escaleta. Como autor podrán sucederme mil problemas, quedarme sin ideas nunca será uno de ellos. Pero había que elegir ¿En qué centrarme? Llevaba ya un par de años, o más de un par, obsesionado con Lovecraft, su mundo y posibilidades. Una idea rondaba mi mente de una novela policial ambientada en la sierra de Madrid con un pueblo vacío y un cuerpo mutilado.

Alessa no fue mi primera opción en el mundo de Lovecraft. Esa novela evolucionó, mutó y creció a lo largo de los años hasta un punto que veía ante mi algo demasiado grande para lo que estaba acostumbrado. Veía las escaletas que había ido preparando a lo largo de los años, como cada una era más grande que la anterior, como la narración dejaba de ser lineal para jugar con saltos en el tiempo, como el propio mundo dejaba de estar encapsulado en ese único caso y cada personaje y evento debían tener un peso mayor, un universo mayor. Me di cuenta que no podía empezar así, y algún día volveré a esa sierra de Madrid y espero que no vuelva a crecer, pero en ese lejano 2019 ya tenía la idea clara de que debía ser algo más controlable.

Pero Alessa siguió sin aparecer. A mi puerta llamó Andrew Parks, un detective con Vincent Price en mente y ya viviendo en los años treinta del siglo pasado, en la propia Arkham de Lovecraft. Estaba jugando con sus creaciones ¿por qué no con el escenario también? Cogí como idea que fuera una película. Quería hacer algo Pulp, divertido de leer aunque la ambientación fuera aterradora. Así apareció La noche tras el partido, con su detective clásico tratando de rastrear el origen de unos asesinatos en el hospital tras un accidente de autobús. Pero Andrew tenía una «defecto», era un detective clásico, un detective que sería interpretado por Vincent Price. No es que tuviera en mente la palabra Gamberro al planificar, pero a Andrew le apareció una hermana.

Alessa Parks por Arnau Vendrel

Había nacido Alessa Parks como la contraparte burra de Andrew. Era un personaje Carpenter, una mercenaria con poca paciencia para las tonterías y la mano muy suelta. Era Jack Crow en versión femenina, y menos gilipollas, todo sea dicho. Surgió comiéndose las páginas del proyecto hasta el punto de decir: Necesito hacerla protagonista de algo, mola demasiado.

Jack Crow de Vampiros de John Carpenter (1998)

Esa decisión podría haber sido nefasta, dada mi propensión a írseme de las manos el tamaño (Mirad este artículo y ni he empezado a hablar de la novela), pero resultó. Alessa tuvo en seguida algo que hacer con su vida. Siempre hemos visto a un detective resolviendo un caso, ya sea un crimen, un robo, un secuestro, lo que fuera. ¿Y sí no fuera un detective? ¿Cómo afrontaría una investigación un martillo pilón en lugar de una lupa? Fue un comienzo prometedor, pero aún quedaba el tema de la ambientación. ¿Qué podía usar de Lovecraft?

Me dediqué a leer manuales de rol como La llamada de Cthulhu o El Rastro de Cthulhu, ambos arrojan muchísimas ideas tanto para el rol cómo para escribir. La idea llegó, sin embargo, de pensar en cómo quería construir esto. Llamadme ambicioso pero quería escribir mucho con este personaje y llegué a la conclusión de que no podía empezar con Nyarlathothep. Me pareció más sensato empezar con algo mucho más mundano y de ahí ir desvelando capa tras capa del mundo de Alessa según fueran sucediéndole diferentes aventuras. Claro que, para saber a qué se enfrenta en esta novela, tendréis que leerla.

Empecemos con las sinopsis:

Alessa Parks, mercenaria a tiempo parcial, acepta un extraño trabajo: encontrar el nuevo y valioso laboratorio de la universidad Miskatonic, robado sin dejar rastro.
La investigación llevará a la inexperta detective desde los bares de mala muerte de Arkham hasta la prisión El Páramo. Se verá las caras con la mafia local, antiguos demonios sepultados de la universidad y con los terribles usos del material robado, siguiendo un rastro que huele a química, cadáveres y perversos experimentos.
Lo que empezó como un favor a su hermano, el verdadero detective, le traerá más de un dolor de cabeza. Por favor, ella solo quiere dormir.

Ya con esta presentación queda claro que tipo de personaje quería conseguir con Alessa. No es una heroína, ni una santa. Su mayor aspiración es que la dejen dormir tranquila. La chulería de Jack Crow, Porter o Snake Pliesken son una armazón bajo el que descansa un corazón que sabe tirar de ella cuando toca. Es una bocazas que se arremangará y se tirará al barro si es necesario. Sin olvidarse nunca de ser más bruta que un arado tirado con los dientes.

Es otra de las cosas que quería tratar con esta novela. ¿Qué ocurre con la gente normal en un mundo invadido por las creaciones de Lovecraft? Sabemos que los eruditos acaban mal de la cabeza ¿Pero el currito de turno o la mercenaria que baila con su amiga bibliotecaria de setenta años en el bar también acabarían así? Aquí radica la diferencia crucial entre Lovecraft y yo. Lovecraft le tenía miedo a todo, a tal nivel que acababa odiando todo lo que se saliera de su marco de referencia (Ya anticuado incluso para su época) provocando que sus protagonistas sucumbieran a los horrores que les mostraba por esa misma visión del mundo. Pero yo no soy así y por ende mis personajes acaban afrontando esos horrores de una forma distinta. ¿Qué diferencia hay entre que el Sol nos envíe al a edad de piedra por una deyección coronal y que Cthulhu despierte? Son eventos cósmicos que no podemos controlar ni abarcar, pero que forman parte del propio universo, solo que nuestra visión aún no los había alcanzado para poder empezar a explicarlos.

No ahondo en este tema porque la historia no daba pie a ello, pero Alessa ya tiene unos cuantos diálogos dónde se expone su visión del mundo que espero que algún día podáis leer. Pero regresando a la visión de Lovecraft. No voy a pasar por algo que en su juventud fue un racista, xenófobo, clasista y machista. Un amor de hombre, vamos. Por suerte esa forma de ser fue suavizándose en sus últimos años de vida y quiero creer (Por su trayectoria) que habría acabado renegando de todas esas actitudes. Pero las tuvo, y cómo tal impregnaron su obra. Aquí no hubo ningún debate interno, en mi mundo eso no existe. Alessa es sáfica, su hermano esta casado con un hombre negro que trabaja en el hospital, Garret, es un encanto de hombre. Siempre habrá muestras, pequeños encontronazos, pero en el marco general he querido que no hubiera muestras de racismo, homofobia o machismo.

Dejando de lado la principal influencia de la novela (Lovecraft y Carpenter) no voy a dejar de alabar el otro apoyo que he tenido. Una retroalimentación (que espero que haya sido mutua para no sentirme mal) con Arnau Vendrell. Un encanto de muchacho, un ilustrador como la copa de una secuoya y el pobre que ha estado ahí desde el principio ayudando, dando su opinión, escuchando y haciendo unas ilustraciones impresionantes. Ya habéis visto la portada increíble que ha hecho para esta novela. Arnau captó en seguida el tono pulp que quería. Ambos somos fans de Hellboy y si, ese es un espejo tonal en el que me gusta reflejarme. Arnau es tan buenazo que cuando tocó mandar la propuesta editorial se sacó de la manga una portada que dejase claro el tipo de novela que se iban a encontrar.

Tampoco puedo dejar de lado a Celeste, no puedo decir que es la mejor novia del mundo porque no soy objetivo, pero si lo es. Celeste pulió a Alessa hasta hacerla brillar porque es una correctora nata y Arnau la vistió con sus mejores galas. Sin elles dos seguro que no habría quedado ni la mitad de bien.

Gracias a elles, y a que Alessa mola un montón (si lo digo), Ediciones Dorna se interesaron por la novela y a día de hoy se puede comprar. Gracias, Sergio, no me olvido que eres fan de Alessa y tengo en la recamara algo con Berserk y Alessa como agradecimiento. Dorna ha dado una oportunidad a Alessa para que el mundo la conozca y espero que todes disfrutéis de su aventura.

Es un primer paso. Uno que espero que continúe más allá de mi ordenador. Alessa en mi cabeza no para quieta, y si Yog-Sothoth lo quiere acabarán sus aventuras en vuestras estanterías físicas o digitales. De momento, mientras esperáis a que os llegue Alessa Parks y el robo del Miskatonic, Arnau no se estuvo quieto y agarró un pequeño relato que escribí y lo maquetó (Tiempo record, contratadle) y disponéis de esa diminuta aventura de Alessa haciendo favores a mafiosos peligrosos tanto en físico cómo en digital.

¿Qué esperar en el futuro? Muchas aventuras. Para empezar Andrew empezó esto y es justo que le dedique el tiempo que merece para completar su primera novela, y su segunda inspirada en El Mundo Perdido de Arthur Conan Doyle. En cuanto a Alessa, este verano le tengo preparada una maratón de escritura para sacar de mi cabeza tres casos que me tienen enamorados: La búsqueda de una chica que ha desaparecido entre las sectas de Nueva York (con co-protagonista femenina a la que Alessa pueda ligarse); una reinterpretación de Indiana Jones y el Templo Maldito dónde los malos son los británicos (Y una co-protagonista femenina a la que Alessa pueda ligarse) y por último un remake de Abierto hasta el amanecer con una Alessa de sesenta años (Cortesia de Arnau); así como una cuarta que es una suerte de Escuadrón Suicida entre varios personajes de este universo teniendo que trabajar juntos.

Cómo podéis ver, Alessa ha venido para quedarse en mi casa, y espero que en la de muches otres. Porque esto es gracias a vosotres, a los primeros relatos publicados, a las maravillosas editoriales independientes que han ido surgiendo en este turbulento mundo y a Dorna que ha dado espacio a Alessa, a les lectores que disfrutáis con su lectura.

A todes, ¡GRACIAS!